Varios aficionados no pudieron evitar el llanto tras la derrota de los Guerreros. (Fotos Fernando Compeán y Agencias)
Torreón, Coah.- No más "cuatro". Perder duele. Pero más así. Una final, fuera de casa, con un gol dudoso y frente a Monterrey.
Sobre el Independencia, los restaurantes tienen su mejor día del año. Pantallas dispuestísimas desde la previa. Las mesas a su alrededor son las más cotizadas.
Unos apenas ordenan, otros ya tienen el segundo servicio. Meseros van y vienen, mientras echan un ojo al partido que está por iniciar.
Mucho nerviosismo. Es cierto que hay ventaja, pero es más difícil fuera de casa. Nadie lo puede negar, aunque la esperanza es lo último que se pierde.
Un susto tras otro y apenas lo bueno comienza. Suazo sigue siendo el más odiado entre la afición. Y Armando Archundia se gana un lugar de honor.
Que no se la jueguen ahí, que es mejor despejar. Que si no han entendido en marcar personal, que así no se puede jugar.
Todos están con Santos, pero tampoco es para regarla. Un gol no es nada y por eso le gritan a Benítez que corra, a Arce que la pase y se enojan con Quintero cuando la falla "tan feo" frente al arco de Jonathan Orozco. Es de las pocas que ha tenido Santos y no es para desaprovechar.
Pero bueno, hay tiempo, hay confianza, todos piensan en el "cuatro" y muchos ya hasta planean salir a festejar.
El ánimo pronto decae. Son 29 minutos y el "Chupete" Suazo refrenda su título de villano con la Comarca. Se ha escapado a la marca y gracias a un pase de Aldo de Nigris pone el 3-3 global, el que necesitan para acabar con la mínima ventaja santista. Las caras largas no se hacen esperar, más porque Santos no es el mismo de toda la Liguilla. El que dejó atrás a Jaguares, el que apabulló al América y el que le había ganado en la ida a los Rayados.
Todo mundo se pregunta qué le pasa a los Guerreros, pero todavía falta mucho para darse por vencidos y así acaba el primer tiempo. La esperanza de que vuelvan con ese rostro ofensivo está más viva que nunca.
Pero pronto empieza morir. Monterrey sigue encima. Injusticia o no, el segundo gol ha caído y un silencio ensordecedor se apodera de cada rincón. El reclamo no se hace esperar. Impotencia y mucha, porque el grito no traspasa más allá de la pantalla. Porque la repetición no deja lugar a dudas y el árbitro parece ignorar. "¿Así te quieres despedir Archundia?". "Pues con razón le hicieron su homenaje en Monterrey". Las especulaciones no se hacen esperar.
Sí, la esperanza es lo último que muere, pero parece que ha muerto al 72. Daniel Ludueña y Juan Pablo Rodríguez no parecen ayudar. Ahora sí falta muy poco para acabar con el sueño de un campeonato más.
Y el mismísimo Suazo lo hace de nuevo. Se anticipa a dar la vuelta olímpica luego de su segundo gol de la noche, el tercero para Monterrey. Ahora nadie quiere voltear. Se resisten a creer que el tiempo se está acabando y están a punto de perder. Algunos empiezan a pedir la cuenta, otros ya van para la salida.
La ciudad pronto empieza a llenarse otra vez de autos. El tráfico regresa, pero el festejo tendrá que esperar.
