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Tumbos

Sobreaviso

RENÉ DELGADO

Hace días se advertía cómo el Gobierno transitaba de la indecisión y el titubeo a la desesperación, ahora comienza a dar tumbos.

Ya no es el secretario Fernando Gómez Mont quien cuestiona las alianzas electorales entabladas por el partido en el Gobierno, ahora le preocupan al jefe de Gobierno por su eventual efecto sobre los acuerdos políticos. Ya no son funcionarios federales quienes chocan con los gobernadores por llegar sin avisar a los estados, ahora es el presidente de la República quien tiene fricciones con la gobernadora Ivonne Ortega por lo mismo. Ya no es un cártel quien denuncia cierto favoritismo oficial por El Chapo, ahora es Manuel Clouthier quien lo hace y el comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas quien replica. Ya no es el bombardeo de spots triunfalistas sobre el combate al narco, ahora es la queja por la divulgación de narcomensajes. Ya no es la defensa a la ultranza de la estrategia policial-militarista contra el crimen, sino el reclamo a los críticos para que presenten alternativas.

Esos arrebatos no presentan a un jefe de Estado, exhiben a un hombre confundido. A un hombre confundido o rebasado o practicando un doble juego. Ya no es la oposición quien cuestiona la legitimidad en el ejercicio del mandato, es el ejercicio del mandato el que la vulnera.

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Sin duda adversidades y circunstancias, provocadas o adquiridas, han complicado de más en más a la administración, pero asombra cómo las viene encarando el mandatario. Lejos de atemperarlas, las agrava. Esa actitud inquieta, trasmina desesperación y genera desconfianza.

Quién sabe qué piensen la priista Beatriz Paredes y el perredista Jesús Ortega pero, de seguro, han de preguntarse si el Gobierno y su partido son un interlocutor confiable. Al priismo, el Gobierno supuestamente le incumplió el acuerdo pactado con Gobernación; al perredismo, el partido del Gobierno probablemente le incumpla el acuerdo electoral de aliarse. Del primer asunto, el mandatario no fue -eso dice Fernando Gómez Mont- informado; del segundo, el mandatario fue -eso dice la gente de César Nava- informado.

Si en lo político el aliado del Gobierno tiene fundadas dudas del valor de los acuerdos; si en lo electoral el aliado del partido en el Gobierno tiene fundadas dudas del valor de los acuerdos, quién puede confiar en las negociaciones con ese interlocutor que, en el fondo, es el mismo.

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Suponiendo sin conceder que la reforma política es la prioridad en la cual debe concentrarse el esfuerzo y la energía, es difícil de entender la postura del Gobierno frente a las contrapropuestas hechas por las oposiciones.

El priismo y el perredismo en vez de batear de hit la propuesta presidencial, la analizaron públicamente y elaboraron respectivamente la suya. Tres cartas están sobre la mesa, qué dice ahora el Gobierno. Si la postura oficial es la expresada por los diputados de Acción Nacional -véase el desplegado "Por una generación del Sí"-, es evidente que nomás no entendieron el desplegado "No a la generación del No" suscrito por un grupo de intelectuales, cineastas, académicos, periodistas, políticos, artistas y creadores.

Ese segundo desplegado llamaba a atender la iniciativa presidencial de reforma política y, ese mismo día, el PRI hizo pública su propia iniciativa mientras que el PRD ya había expuesto la suya. Hay tres, no una. Sin embargo, el desplegado de la bancada panista que jefatura Josefina Vázquez Mota, regresa a abrir todo el espectro de reformas estructurales sin concentrarse en la política. Llama a impulsar el empoderamiento ciudadano, la rendición de cuentas, la prestación de servicios públicos, la reforma laboral, la educación responsable y comprometida, las instituciones democráticas y la economía competitiva. ¿En qué quedamos, es prioritaria o no la reforma política?

¿Informó Vázquez Mota al Ejecutivo de la postura de su bancada o también se le olvidó decirle? ¿Comparte esa postura el Ejecutivo o, de nuevo, falta coordinación entre éste y su fracción parlamentaria?

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Si ya los gobernadores de Michoacán, Coahuila y Veracruz, Leonel Godoy, Humberto Moreira y Fidel Herrera, habían dejado saber al mandatario cómo sus colaboradores iban sin avisar a sus estados y, en ese sentido, pedían respetar protocolos y cortesías para evitar desencuentros, ¿qué fue lo que pasó en Yucatán?

Quizá se trate de un simple problema de comunicación pero, si no es así, es obligado concluir que los colaboradores presidenciales actúan de ese modo en atención a instrucciones de su jefe que, ahora, él mismo práctica.

¿Tiene sentido generar esas fricciones entre el Ejecutivo federal y los estatales, a partir de la ruptura de protocolos establecidos?

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En la nueva actitud presidencial, el mandatario reitera su queja por la divulgación de los mensajes que los narcotraficantes cuelgan en mantas.

Se queja de eso, pero omite dos detalles. Uno, más de una vez esos mensajes han terminado siendo ciertos. ¿Qué no la "Operación Limpieza" terminó dando la razón a esos mensajes, al tener que depurar a altos funcionarios de la Procuraduría General de la República y de la Secretaría de Seguridad Pública? ¿Pide el mandatario ocultar información? Dos, la política de comunicación del Gobierno se reduce a una fórmula sencilla -spots y boletines- que, desde luego, lejos está de informar del estado que guarda el combate al crimen.

¿No se ha advertido tres años después que muchos de los problemas de la administración derivan de una desatinada política de comunicación? Se emprendió una guerra, pero se rechaza rendir partes informativos de ella.

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En la frontera norte, particularmente en Chihuahua, Coahuila y Tamaulipas, se vive una crisis de seguridad que lleva a la jefa del Departamento de Seguridad Doméstica de Estados Unidos, Janet Napolitano, a decir que en Ciudad Juárez no rige el Estado de Derecho.

Ante esa situación quien acude oportunamente a Washington a encarar ese delicado problema bilateral es Margarita Zavala, la esposa del mandatario. Participa en foros, toca puertas, sostiene entrevistas, hace diplomacia en la capital del país vecino, del socio comercial, de la potencia del norte.

Mientras tanto el jefe del Ejecutivo encabeza una cumbre en Cancún para crear un nuevo organismo latinoamericano, cuya definición y objetivo no están del todo claros. Así se reparte la tarea diplomática del Gobierno, probablemente la circunstancia complicó la agenda.

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Asombran esos tumbos. ¿Qué está pasando con el presidente de la República?

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