"Si se concede este amparo clavamos el último clavo en el féretro de
Mexicana."
Ministro Sergio Aguirre Anguiano
Mientras el pleno de la Suprema Corte de Justicia ha rechazado el intento de Mexicana de Aviación para disminuir los sueldos y prestaciones de sus empleados, la propia aerolínea se está desplomando. La ley puede impedir las reducciones, excepto en condiciones especiales, pero la realidad económica no obedece a los dictados de los políticos. Si los sueldos y prestaciones no pueden ajustarse al mercado, el resultado es la quiebra de las empresas.
Mexicana se ha desplomado por una razón muy simple: sus gastos han sido superiores a sus ingresos. Los ingresos no podían aumentar, porque en un mercado competido subir los precios por arriba de lo que cobran los rivales habría dejado vacíos los aviones. Había pues que recortar gastos que en cualquier aerolínea se concentran en unos cuantos rubros principales: sueldos y prestaciones del personal, combustibles, compra o alquiler de aviones y servicios de aeropuerto y tráfico aéreo.
Ni los ministros de la Corte ni los legisladores pueden incidir en el precio de la turbosina, los aviones y los servicios de aeropuertos y tráfico. Los sueldos y prestaciones de pilotos, sobrecargos y personal de tierra fueron fijados, en cambio, por viejos contratos colectivos de trabajo que reflejan las condiciones de un mercado en que Aeroméxico y Mexicana tenían un virtual duopolio en la aviación nacional. El ingreso de nuevos competidores, con costos laborales más bajos, ha cambiado esa situación.
Hace unas semanas Mexicana hizo una oferta a sus sindicatos: reducir el costo de los contratos colectivos en un 70 por ciento o asumir la propiedad de la aerolínea, comprada por 165.5 millones de dólares en 2005, por un peso. Los sindicatos declinaron.
El deterioro de la situación financiera de la empresa ha sido tan rápido desde entonces que sus dueños optaron por vender todo el grupo, incluso las aerolíneas Click y Link que se encontraban razonablemente sanas, por un "precio simbólico" a un grupo llamado Tenedora K. Los compradores, sin embargo, han señalado que no inyectarán dinero a la aerolínea a menos que los sindicatos acepten un recorte muy importante en el costo de su contrato colectivo. Como los sindicatos están viendo ya cercana posibilidad de que desaparezca la aerolínea, ahora sí están estudiando disminuciones de fondo en la nómina.
Mientras esto ha ocurrido, la SCJN ha estado debatiendo un viejo juicio de amparo promovido por el sindicato de sobrecargos para revertir una decisión de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje de 2007 que permitió unos recortes importantes en el contrato colectivo. Seis de 10 ministros votaron ayer a favor de otorgar un amparo liso y llano al sindicato de sobrecargos para que no se reduzcan sus sueldos y prestaciones. Jurídicamente, me parece, los ministros tienen razón. La Corte ha mandado elaborar un nuevo dictamen que tome en cuenta este amparo.
El problema no son los ministros sino los legisladores que hacen leyes miopes que no toman en cuenta las realidades del mercado. Al volver casi imposible el recorte de sueldos y prestaciones han creado una situación que obliga a cerrar empresas que no pueden ajustarse a las cambiantes condiciones de una economía. Lo paradójico es que para cuando los ministros reciban su nuevo dictamen y lo voten, los sobrecargos y pilotos ya habrán aceptado reducirse ellos mismos sus sueldos y prestaciones... o se habrán quedado sin empleo.
EL ENCINO
Por órdenes del presidente Vicente Fox la PGR declinó ejercer acción penal en contra de Andrés Manuel López Obrador por un delito de desacato ya determinado en última instancia judicial. El propio procurador de la república, Rafael Macedo de la Concha, renunció ante la decisión. El dueño del predio de El Encino, víctima de la falta de acción de la PGR, ha promovido varios amparos que ayer empezaron a ser considerados por el pleno de la Corte.
