El Universal
En su nueva película Black Swan (Cisne Negro), la actriz Natalie Portman interpreta a una bailarina de élite de la Compañía de Ballet de Nueva York y tiene una escena en la que aparece bailando desnuda sobre una mesa. Su actuación le brinda el pretexto perfecto para recordar aquellos tiempos de universitaria en Harvard.
“Nunca vi a nadie que estuviera bailando desnuda sobre una mesa”, dice divertida esta actriz reconocida en el ambiente de Hollywood por su alto interés en la cultura y la educación.
Sobre su alma máter, la actriz señaló severa: “Harvard permanece como una institución hecha por y para hombres. Tiene un sistema social muy sexista, el cual no ha podido ser cambiado apropiadamente a lo largo de su historia”.
En una conferencia de prensa donde presentó la película que se estrena la próxima semana en Estados Unidos, Natalie Portman conecta esta reflexión con el mensaje de la película que transcurre en el azaroso y complicado ambiente del mundo del ballet.
“El ballet es muy claro respecto a los roles que debe cumplir una mujer. Ahí se refuerza esta idea (que también sucede en Harvard) de que las mujeres deben encajar en un cierto mundo creado por hombres; se supone entonces que las mujeres sólo existen para cumplir todas las expectativas creadas por los hombres”, dice la actriz.
En ese sentido, explica que durante su estancia en la universidad fue evidente que el sistema de hermandad (clubes estudiantiles) sólo funciona para el caso de los hombres y que una mujer no puede entrar en el esquema.
“El problema es que no existe una infraestructura paralela para la amistad entre mujeres, lo cual sería realmente importante. Ellos tienen estos espacios donde comparten diversión, tiempo libre, fiestas. No existe algo similar para las hermandades entre mujeres de la universidad”, explicó Portman.
Natalie Portman (29 años de edad) siente una empatía con su personaje de Black Swan, derivada precisamente de su experiencia en la universidad de Harvard: “Luego de haber estado en la película, ahora entiendo mucho mejor la exigencia artística y la universitaria”.
Dirigida por Darren Aronofsky el filme es definido en el diario The Boston Globe como “la historia de ‘Nina’, una frágil belleza tan obsesionada con el ballet que simplemente se puede volver loca en su intento por ejecutar con perfección una pieza coreográfica”.
Natalie Portman, además de maestría en Harvard, estudió ballet desde los cuatro años y hasta que cumplió trece. Además se considera una “fan” de algunas compañías de baile.
Cuando Aronofsky le propuso el papel protagónico de esta cinta, Portman pensó en todos esos años que dedicó al ballet y que tuvo que abandonar para dedicarse de lleno a la universidad. El director, por su parte, narra que la elección de Natalie fue algo muy natural y que pensó en ello justo en el momento en que se preguntó ¿Quién es este personaje, qué es exactamente?”.
Entonces, un amigo que leyó el guión le dijo muy claro: “Bueno, durante el día ella es un cisne, y durante la noche es una criatura mitad cisne mitad humano”. En ese instante, Aronofsky tuvo en mente a la actriz perfecta para el papel: Natalie Portman.