Niños, jóvenes y adultos disfrutaron de la competencia del XXII Maratón de La Laguna. (Fotografía de Jesús Galindo)
Mañana de domingo maravillosa, con temperatura entre 17 y 18 grados. Vimos el inicio del Maratón Lala, que llega ya a su edición número 22, y nos vienen a la mente tantos recuerdos.
Un día se presentó en esta casa editora el ingeniero Carlos González Garza y nos dijo, así de bote-pronto: "Agárrate, porque vamos a aventarnos la aventura deportiva más importante de la historia de nuestra Comarca. En Lala nacerá el maratón más importante que tendrá nuestro país y puntos circunvecinos, lo iniciaremos pronto, porque ahora ando recabando datos aquí y allá".
Pasaba el tiempo y el ingeniero González Garza venía una y otra vez a platicarnos de los avances en la organización y luego supimos que detrás de todo, apoyando al cien por ciento, estaba Ramón Iriarte Maisterrena, hombre importante entre los accionistas de Lala, y muy pronto también apareció ayudando en todo don Germán González Navarro. Desde entonces a ellos los bautizamos como Los Tres Mosqueteros del Maratón.
A 22 años de distancia, no hay competencia de este tipo que supere lo que se hace aquí. Así lo decía ayer Alejandro Cárdenas, famoso corredor, hoy metido en la organización del deporte nacional, y así lo decía Gaby Valenzuela, la niña de nueve años que junto al nuevo puente que se construyó a la entrada de Gómez Palacio, frente al Teatro Alvarado, veía la competencia acompañada de su padre Luis y su hermano Luis Alejandro.
Gaby nos decía muy emocionada, yo voy a competir pronto, y voy a ser la campeona, póngalo así en El Siglo. Su papá y su hermano reían y le levantaban el brazo como si ya fuera la campeona.
Ayer, la mañana era espléndida, nublada y hasta unas gotitas de lluvia envió el cielo para alegrar el ambiente.
Por la ruta marcada con línea azul iba todo tipo de corredores, vestidos de muchas formas. Unos llevaban máscaras, otros atuendos de payaso o del hombre araña. Uno iba representando a la muerte y uno de los más originales era uno que iba dentro de un pequeño automóvil hecho de material ligero.
Debería haber un premio para quien presente el mejor atuendo.
Cuando escribimos esto, en nuestra oficina particular vimos en la pared un cuadro que contiene una medalla del Maratón del 96. Es un regalo que nos hizo don Germán González Navarro, al entregarnos la medalla que le dieron ese año, y ésta la acompañó un bonito mensaje en el que nos agradece el apoyo que hemos dado a esta prueba desde su nacimiento.
Cerca están también una pelotas de madera que nos trajera uno de los equipos tarahumaras que compitieron en alguno de los maratones. Ellos eran favoritos pero pronto se estableció que el Maratón es algo especial, muy hecho para los kenianos, que ayer volvieron a enviarnos representantes sobresalientes, y uno de ellos, Joseph Mutinda, la ganó.
Fue impresionante la organización. Se dice que más de 2,500 personas colaboraron directamente para el desarrollo de la prueba, además de todos los servidores públicos, unidos codo con codo, como agentes de vialidad y de seguridad. Impresionante también fue el despliegue de los encargados de asear las áreas por donde pasaba la prueba, mismos que lucían minutos después impecables.
Ahora a seguir disfrutando de esta prueba y si usted no la vio, vaya a la Galería del Deporte, ubicada en la Unidad Deportiva Braulio Fernández Aguirre, donde pronto podrá gozar del evento gracias a las pantallas que tiene dicha galería.
Ojalá un día hagan lo mismo los señores de Vaqueros y del Santos Laguna, ya que en la misma galería tienen espacios que no utilizan a plenitud, como lo hace Lala.
Santos y Vaqueros podrían mostrar en sus espacios de la galería al día siguiente de sus partidos, lo que hicieron sus representantes para que niños y jóvenes pudieran estar siempre bien informados.
