Santos Laguna no debe dejar solo a su vicepresidente Gustavo de Villa Vázquez, a quien el arquero del Atlas, Mariano Damián Barbosa, amenazó de muerte al ser expulsado del juego contra Santos Laguna el pasado domingo; esto ocurrió, según sabemos, en el túnel que va a vestidores.
La amenaza de muerte, aquí y en China, es un delito sumamente grave, más viniendo de una persona que se supone está preparada y no se trata de un pandillero cualquiera. Aquí cabe no sólo la sanción de la rama deportiva, sino ir hasta los mismos tribunales.
En la Comarca el licenciado De Villa Vázquez goza de numerosas simpatías por ser una persona valiosa para el deporte lagunero, especialmente dentro de la vida del Santos Laguna, a la que ha dedicado casi todos los años que tiene de vida este equipo.
Son varios los reconocimientos que con su trayectoria ha ganado y todo mundo sabe que se trata de un hombre de bien, con una bonita familia, y no se puede admitir que un malandrín vestido de portero, y sobre todo venido de otro país, venga a gozar de nuestras bondades y pague con una amenaza de muerte.
Nos decía ayer Roberto Fernández, encargado de las relaciones públicas del Santos, que la excusa que da el malandrín Barbosa es que en su país se acostumbra eso, amenazar de muerte a quienes les causan alguna molestia, lo que nunca, pero nunca de los nuncas, vamos a aceptar en México.
Santos Laguna debe recurrir a su departamento legal para ir al fondo de este delito y que se sancione con pena ejemplar para que los demás extran jeros que vengan a sacarnos dinero sepan que aquí sabemos defender nuestros derechos sin admitir maleantes ni malandrines de barriada.
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