Temprano fuimos ayer al Territorio Santos Modelo. Apenas iniciaban actividades en las oficinas y en las canchas los equipos de fuerzas básicas estaban ya en lo suyo, preparándose para el cierre de sus torneos. El primer equipo estaba ya en el gimnasio, así que estuvimos en las oficinas de directivos.
Ahí, el comentario generalizado era la forma en que el fin de semana se trabajó en la reintegración del equipo, y que tuvo su culminación con esa ceremonia religiosa previa al encuentro, y que desde los vestidores fue transmitida y vista por quienes estábamos en el estadio.
Supimos que Rubén Omar Romano platicó previamente largo y tendido con Darwin Quintero, quien estaba desesperado porque no se le daban las cosas, y luego, con Vicente Matías Vuoso. Siempre presente Alejandro Irarragorri, apoyando como es su costumbre a su técnico.
Ayer, al salir del gimnasio rumbo a la cancha, platicamos brevemente con Rubén Omar Romano, quien estaba contento y haciendo referencia de lo que sigue. El domingo, después del partido contra América, el equipo se irá a Valle de Bravo, conociendo a su primer rival de la liguilla, para prepararse ahí.
Le hicimos el comentario de que en realidad desde los 22 años de edad está viviendo en México, cuando procedente del Huracán de Argentina llegó para el América, y pronto nos aclaró: "En realidad tenía 21 años". Después de liberarlo de aquel secuestro que sufrió dijo que se quedaría aquí.
Eso nos gustó, porque a diferencia de él, Javier Aguirre, técnico de nuestra selección, se expresó al contrario. Platicamos con Rafa Figueroa, Agustín Herrera, el mismo Darwin y todos estaban optimistas por lo que pueda pasar ante el América. Chava Reyes Jr. nos dio fuerte abrazo, como siempre.
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