Santos Laguna llega a esta liguilla en medio de muchas interrogantes, sobre todo por la forma en que ha cerrado el Torneo Bicentenario 2010, con números desfavorables y un futbol a la ofensiva sin poder y sin buena presencia, alejado de lo que hizo de la fecha cuatro a la once.
Y su presentación en los cuartos de final lo hará ante Pumas, equipo también venido a menos por la ausencia de titulares importantes, y porque Ricardo Ferreti no encuentra la fórmula para sacar del bache al conjunto universitario, como lo mostró el domingo en la fronteriza Ciudad Juárez.
Entre los aficionados laguneros, que siguen a Santos a morir, hay preocupación por la forma en que Rubén Omar Romano plantea algunos encuentros, utilizando poco poder a la ofensiva, a veces con un solo delantero y dejando retrasados a los que podrían ayudar adelante.
Romano, por su parte, se siente tranquilo, sabiendo del gran apoyo que le da su directiva, con la que al parecer ha hecho un pacto largo y firme, según lo dicen en las mismas oficinas del club cuando hablan de contratos indefinidos, sujetos sólo a buenos resultados.
Esto ha provocado inquietud entre los mismos jugadores, sobre todo en los que se ven relegados después de buenas o regulares campañas, lo que para el técnico a veces no cuenta, pues sus planes son los que él ha prefijado y nada más.
Ante el América hizo lo que anunció una y otra vez, y así seguirá, conforme a su estilo. Ya en su estancia en Tecos reafirmó su postura al renunciar antes de sujetarse a los deseos de los dueños del equipo, que le pedían la presencia de su retoño. Ahí estuvo del Invierno 2000 al Invierno 2001.
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