La vida misma tiene cosas inexplicables, complicadas, y esto ocurre hasta en la familia. Mire usted, está el caso de Santos Laguna, conformado hoy día por un buen plantel, bien redondeado, desde el arco hasta la llamada punta de lanza, o sea la delantera, pasando por defensas y medios.
Y sin embargo el actual técnico, en opinión muy personal nuestra, a veces transforma las cosas fáciles en difíciles. Tiene todo para acabar pronto con el rival y lo consiente, lo deja respirar y vivir a su gusto, en lugar de atosigarlo y no dejarle mañanas.
Esto pone con los nervios de punta a una gran afición que quisiera también ir más hacia delante y no quedarse a medio camino. A los Pumas, en el Corona, había que llenarlos de cuero y en CU solamente completar la faena. Pero no ocurrió así, y en el primer tiempo en el universitario todos rezábamos.
Ya en la segunda parte, cuando entró al fin Vicente Matías Vuoso, las cosas empezaron a mejorar para la causa lagunera, incluso los pumitas se descontrolaron, se enojaron, patalearon, reclamaron, insultaron a Baloy y así se fueron a su casa, ya de vacaciones.
Ahora toca contra Monarcas y no crea usted que son un flan. En lo que va de la liguilla se han ensañado con su primer rival, que ha sido Chivas, al que han llenado de goles, y dicen han reservado varios para el que sigue. Hasta Marvin Cabrera ha anotado.
Y está en su punto Elías Hernández, que dicen es mejor que Miguel Sabah, así como Luis Gabriel Rey, Gabriel Pereyra y el mismo Jared Borgetti. Ojalá que Felipe Baloy entienda que con enojarse, reclamar e insultar lo único que hace es perjudicar a su nuevo equipo. Mucho por hacer para el señor Romano.
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