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Un Minuto de Deporte

RAFAEL ROSELL

Este histórico e inesperado triunfo ante Italia (2-1) nos pone por fin optimistas, cuando menos de lo que podría ocurrir el viernes 11 al inaugurarse el XIX Mundial de Futbol en Johannesburgo. Como todo mundo sabe, esta será la quinta ocasión que México participe en el primer partido de uno de estos campeonatos.

Y es cierto, todos conocen que en ninguno de estos encuentros inaugurales hemos ganado. Recordemos la historia: al iniciarse en 1930 estas justas, México enfrentó a Francia en el Mundial de Uruguay, y jugando en la horrible cancha del Estadio Pocitos perdió por 4-1.

En 1950, en el Mundial de Brasil, México en partido inaugural, jugado en el Estadio Mario Filho, conocido como el "Maracaná", fue arrollado 4-0 por los anfitriones. En el Mundial de Suecia, celebrado en 1958, nuestra selección fue goleada 3-0 por el conjunto local.

Y finalmente, la cuarta ocasión ocurrió en 1970, al celebrarse en México este Mundial. México pudo al fin no ser derrotado y llenando de optimismo y alegría a los mexicanos consiguió por fin un empate a cero goles ante el representativo de la Unión Soviética.

A muchos mexicanos nos gusta soñar y ahora más que nunca, después de esa demostración de buen futbol ante Italia, la campeona del mundo, tenemos que estar optimistas, mas no confiados. Ahora se ve más cercano el primer triunfo al inaugurar un Mundial.

Además, los "Bafana Bafana" quizá no estarían compitiendo si no fueran los anfitriones, porque sus resultados en otros certámenes no avalan una presencia triunfadora. Podrá ayudarles estar en su cancha, en su lejano y desconocido país, pero nada más, así que es ahora o nunca.

El pasado miércoles dos de junio, en Detroit, Michigan, ocurrió algo que difícilmente se repetirá en varias décadas. Si tú eres aficionado al beisbol seguramente estarás enterado del hecho insólito, el venezolano Armando Galarraga, de los Tigres de Detroit, lanzaba juego perfecto con un out en el cierre del noveno inning en contra de los Indios de Cleveland, Mark Grud-zielanek batea un cañonazo al left center, y cuando la bola parecía caer para un extrabase, aparece la figura del jardinero central de los Tigres, Austin Jackson, para de espalda al home y de canastita hiciera un superatrapadón, ahí prevalecía el perfecto, a un out de la proeza viene a batear Jason Donald que saca un "machucón" a primera, Miguel Cabrera toma la bola espera la asistencia de su compañero y paisano, le entrega la bola a tiempo y a celebrar, pero el umpire de primera, Jim Joyce, de forma clara e incluso enfática marca safe al corredor, increíble, se acabó el perfecto, una joya tan rara que sólo 20 veces en la historia, que data del siglo 19, ha ocurrido, además Armando Galarraga se iba a convertir en el tercer lanzador de esta temporada en lograrlo. Dallas Braden, de los Atléticos, y Roy Halladay, de los Filis, habían logrado la obra maestra el 9 y 29 de mayo, la última vez que dos juegos perfectos fueron registrados en una misma temporada fue en 1880, imagínense lo que evitó la mala decisión del umpire Joyce, ¡tres juegos perfectos en una temporada!

Jim Joyce cuando vio la repetición sintió que se moría, sólo alcanzó a decir "acabo de echarle a perder un perfecto a ese muchacho" para luego romper en llanto. Joyce después del juego buscó al manager Jim Leyland, de los Tigres, y al propio Galarraga para disculparse pero el daño ya estaba hecho. El comisionado Bud Selig se ha pronunciado, y las cosas se quedarán así. Armando Galarraga consiguió el juego perfecto, pero un error humano se lo arrebató.

Los umpires en una serie de beisbol, se van rotando conforme al movimiento de las manecillas del reloj, si Joyce estaba en primera al siguiente juego le toca home plate y así sucedió, a pesar de las recomendaciones de la oficina de las Mayores para que se tomara el día, Joyce continuó con su trabajo, enfrentando la ira y las burlas de los aficionados de Detroit, pero hete aquí un detalle de clase y compasión, no de lástima, que quede claro, normalmente son los propios managers los que acuden al plato para entregar los órdenes al bat , pero Jim Leyland mandó a Galarraga con el line up para que se lo entregara a Joyce y así, a la vista de todos, con un apretón de manos perdonarle su falta, y como el propio venezolano dijo "darle vuelta a la página", Joyce de nuevo no pudo más y fue víctima del llanto, daba ternura ver a ese hombre de aspecto duro conmoverse hasta las lágrimas ante el detalle de gran ser humano tanto de Armando como del propio Leyland.

En este mundo actual del deporte profesional tan lleno de egoísmo, soberbia y vanidad, donde todo al parecer lo gobierna el dinero y la fama, detalles como el que se vivió el jueves en Detroit dignifica en algo al deporte profesional y qué bueno que fue el beisbol el que puso el ejemplo.

Mruelas@elsiglodetorreon.com.mx

Rrosell50@hotmail.com

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