Con seis goles, Carlos Darwin Quintero se convirtió durante el Torneo Bicentenario en el mejor artillero de Santos Laguna, y fueron muchos más los que dejó ir teniendo el portón rival abierto de par en par. Pero al final, ya en la liguilla, el colombiano mostró por fin juego de conjunto.
El personalismo, que tanto le afectó a él y al equipo, fue superándose en la última parte de la campaña, así que cuando se llegó a la liguilla, por fin sus compañeros pudieron aprovechar jugadas de acompañamiento ya con el moreno incluido en el esquema ofensivo.
Pero el que tuvo la mejor campaña, en lo que va de su carrera, fue Oribe Peralta, con cuatro goles el mejor de la liguilla, quien en cada encuentro puso alma vida y corazón, dejando en la banca a Matías Vuoso, que había arrancado con la confianza y el apoyo del técnico, lo que pronto fue perdiendo.
También bueno a secas el cierre que tuvo Fernando Arce, aunque el de Baja California sabe que debe mucho a su equipo y a la afición. Tan notoria fue su baja que el mismo Javier Aguirre no lo consideró para formar parte de esa selección que hoy está en Sudáfrica.
Entre los que deben destaca Daniel Ludueña, que tuvo una temporada floja e irregular, después de habernos acostumbrado y a maravillarnos con su magia. También quedaron a deber José María Cárdenas y José Antonio Olvera, aunque éste mejoró mucho al final.
Oswaldo tuvo una buena campaña, la necesaria para ser considerado por Javier Aguirre, pero el Vasco nunca miró hacia acá y desde un principio lo dejó fuera. Y mientras tanto, Miguel "Gordo" Becerra, que es un buen portero, seguirá esperando su oportunidad.
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