Pocos días después de su inauguración fuimos a conocer el nuevo estadio de las Chivas. Íbamos por el periférico, cuando de pronto la señora Ana Hernández, que manejaba su vehículo, al lado de su esposo, nos dijo: "Mire, ahí lo tiene, parece un hongo feo".
Ella misma agregó: "Yo vine a la inauguración y quedé invitada a no volver. Imagínese, construirlo junto a un periférico sin vías alternas de desfogue. Ya se ha de imaginar el caos vial que esto ocasiona. Yo, que por lo general hago 20 minutos hasta acá, tardé cuatro horas en llegar.
Ahí recordamos las vicisitudes que todavía tienen algunos que asisten al Territorio Santos Modelo en día de partido, que, según la señora Hernández, no son comparadas las molestias con las que ocasiona el nuevo estadio del señor Jorge Vergara.
Agregue a lo anterior las quejas que siguen multiplicándose de parte de los jugadores por la cancha de pasto sintético, lo que dicen les causa problemas físicos, sobre todo en piernas y espalda, como lo dijo el mismo Rafael Márquez después de jugar contra Ecuador.
Así que a Jorge Vergara no le han resultado bien sus famosos proyectos, pues en el debut de la Selección en su nuevo estadio, los huecos en las tribunas eran gigantescos, calculándose entre 16 y 18 mil los asistentes. Si hubiera sido en el Corona se hubiera llenado, como ocurrió cuando se jugó contra Corea del Norte.
Dicen que este señor Vergara tiene tanto dinero que no le importa perderlo para satisfacer sus caprichos personales, así que allá él, mientras tanto, jugadores y aficionados seguirán haciéndole el feo a la nueva casa de las Chivas.
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