Partidos como el de esta tarde pueden complicarse porque hay muchas diferencias en los actores. Santos Laguna va de superlíder del torneo, mientras que Gallos Blancos no sólo navega en las profundidades de la tabla, sino que la lumbre llega a sus aparejos con números bajos en la tabla de cocientes.
Todo lo anterior no es referente para tener un mal partido, sino todo lo contrario, porque cada uno sabe que debe mejorar lo realizado, los de la Comarca por mantenerse en la punta de la competencia, acercándose rápidamente a la calificación a la liguilla y los Gallos sacando la casta porque saben que jugar en casa les representa cierta ventaja para mejorar en la tabla.
Ángel David Comizzo es un buen estratega que sabe motivar y es un hombre de lucha. Cómo olvidar los episodios que protagonizó cuando fungía como arquero en el futbol, donde a veces se pasaba de la raya de lo agresivo que era, lo que fue modificando obligado por los cambios de lugar en la cancha.
A Rubén Omar Romano nada lo pone en paz, ni siquiera ese superliderato que ha ganado su equipo, porque es hombre que anhela más, mucho más, y de los que analiza con detenimiento cada jugada y cada partido, y lo comenta largamente con sus colaboradores, especialmente con Chava Reyes júnior y con Norberto Scoponi.
Hemos estado en alguna plática con él y sus colaboradores, y nos ha gustado la forma y la atención con que escucha a cada quien, especialmente los que hacen comentarios juiciosos y centrados sobre la forma en que se va desempeñando el equipo. A nosotros mismos nos ha preguntado y repreguntado el porqué usamos algunos conceptos.
Lo hace sin afán de mortificar, sino de tratar de entender lo que se dice del equipo que ahora dirige, buscando con ello entender si lo está haciendo bien o está fallando en algo. O sea, todo con respeto a todos, algo que no le hemos visto a muchos técnicos que creen tener la verdad absoluta y ser los que nunca fallan. Por ello, ojalá siga triunfando acá.
Mruelas@elsiglodetorreon.com.mx