Por muchos motivos, esa derrota ante el América duele, mucho más que otras, porque sabíamos que había grandes deseos, no sólo de ganarle a las Águilas, sino también tener ahí el nuevo punto de partida, primero hacia la calificación a la liguilla y luego el cuarto título.
Sin embargo tres imperdonables descuidos defensivos echaron al traste lo planeado, y más dolió que los goles, primero para la ventaja y luego para ganar, los hiciera Vicente Matías Vuoso, el mismo que aquí había sido gran ídolo, y quien al despedirse no tuvo respeto a la casa que le dio todo.
Hubo un tardío destello de respeto cuando habló y lo cumplió, de no celebrar los goles, que había prometido y que habían sido comentados aquí, prometiendo también cuidarlo por toda la cancha para no darle libertades.
Sin embargo, el único que realmente pudo cumplir la promesa de anularlo fue Iván Estrada, porque lo acosaba, le estorbaba y con alma, vida y corazón luchaba poniendo su parte para anular al "Toro", que embestía una y otra vez.
Ayer hubo larga reunión en la directiva analizando lo pasado, esas tres últimas derrotas que han calado fuerte e incluso han echado a perder otros planes y otras promesas. No es tarde para enmendar el camino, hay tiempo, pero habrá que aprovecharlo completito.
En el Grupo Uno, Tigres y Chivas luchan con ganas por recuperar terreno. Ambos empataron en la última fecha y ahora van contra San Luis y Atlas, respectivamente, rivales cómodos en el papel, pero que podrían resultar respondones, y estos dos equipos son los que quieren rematar a Santos.
Mruelas@elsiglodetorreon.com.mx
