Así tenía que ser, aunque fuera con un solitario gol, y de penal, ya en tiempo de compensación, Santos Laguna debería estar en semifinales venciendo anoche a un aguerrido Jaguar, rival sumamente peligroso, que empezó dominando y terminó agotado y perdiendo la cabeza.
Y muy bueno que el gol lo anotó Juan Pablo Rodríguez, el tirador oficial de estas faltas y quien ha hecho una gran campaña. Igualmente bueno que el penal lo propició el lagunero Oribe Peralta, quien a pesar de no haber tenido muchas oportunidades ha querido cumplir siempre.
Considerando al rival, fue un partido difícil para ambos, donde parecía que la astucia del profe Cruz se impondría, pero Rubén Omar Romano trazó un plan jugando al filo de la navaja y le funcionó, con dos cambios para la media cancha, donde estaba el meollo del encuentro, y uno adelante.
En las tribunas la afición se desesperaba pero no dejaba de apoyar, esperando el milagro, después de conocer lo realizado por Pumas ante Cruz Azul y de Pachuca que casi elimina a Rayados. Un aplauso para Rafa Figueroa, que volvió a luchar y ser el gran guerrero.
Otro aplauso para Paco Torres, que en la banca ha madurado mucho más que en la cancha. Ojalá en el futuro haya más oportunidades para él, las merece. Oswaldo, como siempre, un gran capitán y un líder en la cancha, y mire que el rival era de cuidado, aunque no lo crea.
Ahora a esperar vencer al América, el gran equipo capitalino, el de todas las publicidades, los apoyos y elogios. Sería ya un gran paso en la nueva historia de Santos Laguna, un equipo muy metido en la vida de la Comarca Lagunera.
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