Es un pez de los que se dice que por su boca mueren. Apenas ayer se supo que un gobernador al que la voz popular, a partir de entonces identificó como el Gober Precioso, había sido grabado en ciertas conversaciones telefónicas supuestamente privadas, comprometedoras para el político que en un principio negó que fuera su voz, pero que posteriormente reconoció como suya, en las que revelaba la inverecundia de la que era capaz un funcionario estatal al que se consideraba un hombre honorable con un comportamiento ajustado a un medio social que le reconocía méritos de los que obviamente carecía, cuando un nuevo escándalo cimbra el ambiente político. Se trata esta vez de un político pintoresco de los que surgen de vez en cuando con una gran facilidad de palabra que esforzándose ha sabido escalar alturas inimaginables gracias a su facundia. Es locuaz y desenvuelto, utilizando su gran desparpajo para despejarse el camino, logrando crearse una fama de político carismático. Es además favorito de los dones que da el cuerno de la abundancia al obtener en repetidas ocasiones los premios que otorga en sus sorteos la Lotería Nacional. No cualquiera tiene ese don de ser tan suertudo, ¡caramba!
Ya en ocasión anterior nos ocupamos de este folclórico personaje con motivo de la imputación que le hacían ex trabajadores a su servicio que lo involucraban en sucios asuntos. El alboroto no llegó a ninguna parte ya sea que eran falsas la acusaciones que se hacían en su contra, ya por que así convenía en ese momento político. Hay cada ejemplar de políticos perspicaces, ingeniosos y astutos entre los que sobresale nuestro personaje que gobierna el Estado de Veracruz. Lo que se sabe si es que las grabaciones, pájaros en los alambres, tienen su destino en el despacho de tan conspicuo cuan notable personaje de la farándula política, es más que probable pues así suelen gastárselas los que detentan puestos dentro de la política vernácula. El caso es que en esa entidad, como en otras más, habrá elecciones en el ya cercano primer domingo de julio, cuando los ciudadanos acudirán a las urnas para elegir un nuevo gobernador. Como suele suceder el gobernante que deja su sillón hace hasta lo imposible por dejar sucesor.
No son del todo extrañas las dolidas quejas, las acusaciones estentóreas, las denuncias ruidosas que con o sin fundamento suelen hacer los partidos, por lo común, como una más de las estrategias electorales utilizadas con la pretensión de desprestigiar a sus oponentes y sacarles ventaja en la preferencia de los electores. Es la guerra. Sin embargo, en las llamadas telefónicas interferidas al gobernador Fidel Herrera todo apunta a que está urgido de lograr que los destinatarios se sumen a sus corifeos, pues tiene mucho que perder, dicen los que saben, si las cuentas públicas llegan a ser examinadas con lupa por personas que no forman parte de su equipo. Se le atribuye que en sus comunicaciones por el aparato auricular reconoce el gasto que hace su gobierno para apuntalar el triunfo de candidatos que provienen de su propio partido político.
Lo terrible del asunto es que aproximándose el año en que va a renovarse el Ejecutivo Federal todo gobernador que se respete tiene que suspirar por llegar a despachar en Los Pinos, residencia oficial de los Presidentes de la República, por lo que pretenden dejar demostrado que tienen hechuras de político con arrastre, al realizar una extraordinaria labor que aparentemente es avalada por la ciudadanía al votar por las personas que arribaron al foro político cogidos de su mano, que le servirán como tapadera en caso de que se detecten malos manejos de los dineros que se haya en las arcas públicas, siendo capaz de encabezar un movimiento que conduzca a los suyos a obtener el galardón de la victoria. En fin, Fidel es un político de su tiempo que conoce todas las trapacerías, marrullerías y trucos que se aprenden en el difícil arte de hacer que lo negro se vea blanco y viceversa.