Muy sonrientes se ven en la propaganda los rostros de los candidatos a la alcaldía de Gómez Palacio. O parecen ingenuos porque no saben el arduo trabajo que les espera en caso de ganar las elecciones del 4 de julio, o lucen como cínicos porque saben que poco o nada harán para sacar a la ciudad del hoyo en el que se encuentra desde hace décadas. Porque si en realidad fueran conscientes del enorme reto al que se enfrentan, se mostrarían sinceramente preocupados o, simplemente, mejor no se hubieran postulado.
Gobernar hoy una ciudad como Gómez Palacio es un desafío que abarca desde la creciente inseguridad hasta la falta de desarrollo económico, pasando por la deficiencia en la prestación de servicios públicos.
En materia de seguridad pública, la labor de prevención del delito por parte de la Policía Municipal deja mucho a desear. El principal indicador de este hecho es el creciente número de denuncias por delitos patrimoniales presentadas ante la Subprocuraduría de Justicia de la Región Lagunera de Durango, en donde el mes pasado (abril) se contabilizaron 279 denuncias por robo, es decir, un promedio de 9 diarias. Cabe mencionar que estas cifras no pueden ser contrastadas con los reportes de la Secretaría de Protección Ciudadana debido a la negativa de ésta a hacer públicas sus estadísticas.
Otro indicador elocuente del aumento de la criminalidad en Gómez Palacio y su área conurbada es el de los homicidios. De 2008 a 2009 la cifra de asesinatos en la vecina ciudad pasó de 99 a 301, es decir, tres veces más, de acuerdo con los datos de la Subprocuraduría.
Frente a la incapacidad de las corporaciones para frenar la ola delictiva, los reclamos en principio aislados de la ciudadanía se han convertido hoy en un clamor generalizado. La situación ha llegado al grado que no poca gente ha decidido mudarse de ciudad para evitar ser (o continuar siendo) blanco de la delincuencia.
Otro de los graves problemas que golpean a Gómez Palacio es el estancamiento económico. En los últimos dos años prácticamente ninguna empresa nueva de gran envergadura se ha abierto. La Comarca Lagunera registró en 2009 una contracción del 10.32 por ciento en el Producto Interno Bruto. En cuanto al empleo, el municipio no ha logrado recuperar los puestos de trabajo perdidos en 2008. Según datos de Instituto Mexicano del Seguro Social, de 2007 a 2009 Gómez Palacio perdió poco más de 5 mil plazas permanentes. A esta pérdida de empleo hay que sumar la nueva población en edad laboral que no ha logrado tener un trabajo estable.
Uno de los problemas más evidentes de la segunda ciudad más importante de La Laguna es el rezago en el renglón del desarrollo urbano. Pese a las promesas hechas al inicio de la administración de Ricardo Rebollo Mendoza, continuada por Mario Calderón Cigarroa, la mancha urbana de Gómez Palacio continúa estando partida por las vías del ferrocarril que la atraviesan. De los pasos a desnivel anunciados por el ahora diputado federal sólo uno se concretó.
Por otra parte, la ciudad ha crecido de forma desordenada. El Parque Industrial Lagunero, el sector fabril más grande de la región, ha sido "absorbido" por la ciudad.
Además, las áreas verdes no han aumentado en proporción al crecimiento territorial y poblacional. Gómez Palacio cuenta hoy tan sólo con dos áreas verdes importantes, a saber, el Parque Morelos y la Plaza de Armas. Los dos proyectos contemplados para revertir esta situación -el bosque urbano de Filadelfia y el parque ecológico La Esperanza- han quedado hasta ahora en el papel.
Un detalle que muestra el desequilibrio que enfrenta el municipio en su crecimiento demográfico es el de la nula creación en los últimos años de complejos habitacionales de niveles socioeconómicos medio y medio alto.
Los servicios públicos también han sufrido un deterioro gradual como consecuencia de la delincuencia y el abandono por parte de las autoridades. Mientras que el alumbrado público padece los embates del robo de cable de cobre, el proyecto de modernización del transporte sigue siendo una asignatura pendiente. Por si fuera poco, en los últimos meses el servicio concesionado de recolección de basura ha presentado numerosas fallas como consecuencia del déficit del parque vehicular de la empresa Domos Tierra.
Si a todo lo anterior se le agrega que el próximo ayuntamiento tendrá que iniciar funciones con un pasivo de 330 millones de pesos, entonces vemos que pocos motivos tienen para sonreír los candidatos en su propaganda. Más les vale que empiecen a pensar cómo van a resolver los múltiples problemas que agobian a los gomezpalatinos.