¡Un salero por favor!
DOCTOR EN CASA
En un reino muy lejano vivía un rey que tenía 100 hijas. Un día se le ocurrió preguntarle a cada una qué tanto lo quería. Su respuesta debía incluir un ejemplo de algo que fuera realmente valioso e importante para la vida humana. ¡Te quiero tanto como al sol!, ¡Te quiero tanto como al aire!, exclamaban las primeras hijas. Como no debían repetir lo ya mencionado, las últimas hijas se vieron en un real aprieto al tratar de inventar algo creativo con qué ejemplificar el amor que sentían hacia su padre. La última de ellas ya no sabía qué más decir. Llegó hasta donde estaba su padre sin idea de lo que iba a expresar... ¡Te quiero tanto como a la sal!, exclamó.
El rey enfureció.
-¿Cómo es posible que me digas eso?. Todas mis hijas han dado ejemplos realmente hermosos del amor que me tienen y tú sólo aciertas a decir que me amas tanto como a la insignificante sal.
El enojo fue tal que la princesa quedó castigada, recluida en sus habitaciones, por más de un mes.
Los sirvientes, que apreciaban por igual a todas las hijas del rey, decidieron darle una merecida lección y ordenaron a la cocinera real que eliminara la sal de todos los alimentos. Cuando el rey probó su comida, desabrida, montó en cólera. ¿Quién preparó esto y por qué no tiene sal?. Necesito la sal, estos alimentos no saben a nada sin ella. El consejero real se acercó y le dijo:
- Entonces, ¿qué tan importante es la sal para usted?
- Mucho, esta comida sabe horrible sin ella.
El consejero lo observó detenidamente y entonces el rey se percató de lo mal que había tratado a su hija, aquella que le había dicho que lo quería ¡tanto a como a la sal!. Su castigo fue cancelado y el rey aprendió a valorar todo lo que le rodeaba, pues hasta lo más insignificante, aquello que pensaba que no tenía valor, tenía una función importante en este mundo.
La sal en nuestras vidas
El sodio es un mineral que nuestro cuerpo necesita para mantener un equilibrio hidroelectrolítico, fundamental para la vida. Este mineral lo encontramos en los alimentos, básicamente en la sal de mesa como cloruro de sodio. “No podemos quitar el sodio de la alimentación, es una parte indispensable para mantener al cuerpo humano, para que las células tengan un equilibrio y funcionen correctamente. A nivel celular se requiere el sodio, pero es tan poca la cantidad que necesitamos...”, explica la doctora Nadia Heredia, Médico con especialidad en Nutrición.
De acuerdo a lo que la doctora menciona, en una dieta de 24 horas lo correcto es consumir 2 gramos, una cantidad muy pequeña, pero suficiente para que el cuerpo humano tenga un equilibrio interno, sin embargo, la dieta actual de las personas ha tenido un incremento en la ingesta de este mineral, precisamente por el sabor que le proporciona a la comida. “El sodio realza el sabor de los alimentos, por eso llegamos a consumir la sal. Todos los alimentos industrializados usan el sodio como conservador”.
Al sodio le gusta vivir empaquetado
Los alimentos embolsados, enlatados, en caja... contienen algún derivado de sodio como conservador. Cada vez que vamos al supermercado a hacer el “mandado”, debemos fijarnos bien en las etiquetas de los productos que compramos, pues el consumo adecuado es de 2 gramos de sodio al día. “Cualquier producto industrializado, ya sea dulce o salado: galletas, jugos envasados, contienen sodio, por lo que hay que reducir su consumo. También los embutidos como el jamón o las salchichas contienen este mineral”.
La doctora comenta que la fecha de caducidad no tiene nada que ver con el incremento de sodio en los productos. “Es mentira que mientras más prolongada tenga la fecha de caducidad, más sodio tiene. La caducidad va relacionada más que nada con las propiedades del alimento”. Pero debemos tomar en cuenta que un producto debe contener como medida moderada, 300 miligramos de sodio o menos, pues hay algunos que superan los 500 miligramos por porción, lo cual incrementa nuestro consumo diario. “Cuando uno va al mandado, si el 85% de lo que incluyes en tu carrito no viene en lata, ni en caja ni en bolsa... no viene empaquetado, estás comiendo sano, porque obviamente no estás usando los productos industrializados y estás teniendo una mejor alimentación”.
Y... ¿dónde esta el salero?
¿Por qué todas estas medidas al consumir sodio?, ¿por qué requerimos sólo 2 gramos diarios?, la razón es simple, la ingesta excesiva desequilibra el organismo, tal como podría hacerlo cualquier otro alimento. En nuestra cultura estamos tan acostumbrados a su consumo, que algunas veces antes de probar alimento ya estamos pidiendo el salero para sazonar la porción, sin embargo, esta simple costumbre puede ser bastante nociva para nuestra salud. “Debemos recordar que el sodio tiene la propiedad de retener líquidos y al consumirlo en exceso va a provocar esta situación en el cuerpo”.
El riñón, específicamente la célula llamada nefrona es quien se hace cargo de realizar todos los procesos que equilibran al cuerpo, sin embargo al realizar su tarea, no puede evitar dejar sodio y éste arrastra con él moléculas de agua, tantas, que el organismo empieza a retener líquidos. Este líquido extra que retenemos, aumenta el volumen circulante de sangre, lo cual va a provocar problemas de hipertensión a mediano o largo plazo.
“La presión arterial es la presión que ejerce el corazón sobre la arteria principal del cuerpo, que es la aorta. Cuando mi corazón late, se contrae para que salga la sangre y hay una presión sobre las paredes de esa arteria. Si hay más volumen de sangre circulando, el corazón va a arrojar más sangre sobre las paredes de la aorta”. Cuando esto sucede, no se llegan a irrigar correctamente, las arterias coronarias, arterias cerebrales y otros órganos. Esa presión arterial constante va a ser un factor de riesgo para que aparezca la hipertensión.
Otros factores de riesgo para padecer hipertensión son: genética, vida sedentaria, tabaquismo y obesidad. “A las personas que se les diagnostica hipertensión, deben disminuir el consumo de sal para ayudar a controlar sus niveles de presión arterial”. Además a un paciente hipertenso, se le deben empezar a hacer estudios sobre diabetes y otras enfermedades cardiovasculares. “Si una persona no corrige sus factores de riesgo, las posibilidades de enfermar aumentan. La medicina va encaminada a prevenir y uno de los primeros factores es corregir el consumo de sal, que sea suficiente para darle sabor a los alimentos, pero que no exceda los 2 gramos diarios”.
No es cuestión de satanizar la sal ni lo productos que la contienen como conservador, muy por el contrario, hay que enfatizar que es un elemento vital para nuestro organismo y muy importante para dar gusto al paladar. A las personas que no se les ha detectado riesgo de padecer hipertensión, simplemente deben moderar su consumo de sodio, para que puedan seguir disfrutando del placer de comer de una manera sana.