Hace 100 años se gestó la Revolución mexicana. Entre los ideales que motivaron la lucha armada estaban: la libertad política y la construcción de un régimen de derechos sociales para todos. Por desgracia, un centenario después, quedan muchas asignaturas pendientes.
Como hace 100 años los campesinos viven en la pobreza y las condiciones de trabajo de muchos obreros son por demás injustas. Y aunque ha habido avances en la vida democrática, la justicia social y la equidad en la repartición de la riqueza continúan como las grandes asignaturas pendientes.
Paradójicamente como hace 100 años, México vive hoy una guerra que ha dejado miles de muertos en todo el territorio nacional. El miedo tiene a la sociedad en su conjunto secuestrada por el temor de morir en medio de una balacera.
Hoy que el futuro de México se ve negro, son muchas las voces que afirman que no hay nada que celebrar en este Centenario de la Revolución. Tal vez sea cierto, no hay motivos para festejos espectaculares, pero sí es necesario reflexionar sobre las causas que gestaron hace 100 años un movimiento armado que buscaba un México más justo.
El discurso de la revolución fue secuestrado durante décadas por el PRI, como partido de Estado, para impedir la movilización y los cuestionamientos en la sociedad. Sin embargo, el recordar y reflexionar sobre estos 100 años nos obliga a movernos y tener una mayor participación como sociedad en la vida pública de este país.
Hoy más que nunca como nación estamos obligados a aprender de los errores cometidos en estos 100 años. En medio de los festejos no podemos olvidar que la mitad de la población vive en la pobreza y mientras esta realidad continúe, no podremos afirmar que la revolución concluyó y quedarnos en la comodidad del estatismo.