¿Se siente usted mal cuando no agrada a la gente?
Hace algún tiempo comprendí que la razón por la que intentaba con tanta fuerza agradar a la gente era beneficiarme a mí mismo, en vez de a ellos. Si yo podía agradarlos, entonces yo me sentía bien. No creo que de verdad me importase mucho el modo en que ellos se sentían, pues en quien estaba interesado era en mí. ¿Se le ha ocurrido alguna vez que agradar a la gente puede muy bien ser una manifestación de egoísmo en lugar de serlo de sacrificio?
Quienes buscan agradar a la gente se sienten terriblemente mal cuando sus decisiones no agradan a otros; asumen responsabilidad por las reacciones emocionales de otras personas.
Hace algún tiempo, si yo pensaba que alguien estaba enojado, infeliz o decepcionado, eso me hacía sentir incómodo y seguía así hasta que pensaba que había hecho lo que se "tenía" que hacer para que esa persona se sintiera de nueva cuenta feliz.
No comprendía que mientras yo estuviera siguiendo la voluntad de Dios para mi vida, las respuestas de otras personas no eran responsabilidad mía. Puede que no siempre sea posible complacer a los demás o hacer lo que quieren, pero una persona espiritualmente madura aprende a tratar la decepción y a mantener una buena actitud. Recuerde que como dice el viejo refrán "no somos moneditas de oro".
Si le ha tocado vivir con algún padre, cónyuge o familiar de carácter duro, tal vez ha pasado gran parte de su tiempo actuando como pacificador e intentando mantenerlo contento (créame que esto no es la solución).
Cuando corrige a sus hijos o a sus empleados y pasa mucho tiempo explicándoles el porqué de la corrección, ya que no quiere que nadie se enoje (ALGO ANDA MAL).
En realidad no quiere que nadie piense mal de usted, en verdad, créame ¡realmente se trata de usted!
Si no es usted capaz de darles a las personas lo que quieren, y ellas se vuelven infelices, no es culpa de usted. Cuídese de desarrollar un falso sentido de responsabilidad. Usted tiene suficiente responsabilidades legítimas en la vida sin tener que aceptar las ilegítimas. Si le dice que no a sus hijos o a los demás sobre algo, porque siente que lo que ellos quieren no sería bueno para ellos, no es responsabilidad de usted hacer que ellos lo disfruten. Eso es algo que es de esperar que ellos desarrollen conforme vayan madurando; pero algunas personas nunca les gusta oír un "no", a pesar de la edad que tengan. Todos necesitamos oír un "no" de vez en cuando; si esto no ocurre, nunca seremos felices con nada que no sea conseguir todo a nuestra propia manera.
Si está usted en autoridad -todos estamos en autoridad aunque sea sobre el gato o perro- debe entender que rara vez podrá tomar decisiones que agraden a todos todo el tiempo. Si es usted adicto a la aprobación, mostrará una mala figura de autoridad.
¡No lo permita! Recuerde... usted nació para triunfar.