El depuesto presidente de Kirguistán salió del país hacia la vecina Kazajistán, aliviando los temores de que se produzcan nuevos hechos de violencia en la nación del Asia Central en la que funciona una base militar estadounidense de apoyo a la guerra en Afganistán.
Kazajistán dijo que su presidente y los de Estados Unidos y Rusia ayudaron a arreglar la salida del presidente kirguiso Kurmanbek Bakiyev, y calificó esa salida como "un paso importante para estabilizar la situación".
Los gobernantes interinos de Kirguistán dijeron que Bakiyev firmó una carta formal de renuncia antes de abordar el avión. Algunos testigos indicaron que Bakiyev partió de la ciudad sureña de Jalal-Abad en un avión militar.
La partida de Bakiyev tiene lugar después que el Gobierno provisional advirtió que debía irse del país o enfrentar juicio.
"Tenía que salir del país porque temía la justicia popular", dijo el vicepresidente del Gobierno interino, Omurbek Tekabayev.
Bakiyev se fue de la capital, Biskek, el 7 de abril después que una protesta desembocó en un tiroteo. Los manifestantes irrumpieron en edificios del Gobierno y los choques dejaron al menos 83 muertos.
Los esfuerzos de Bakiyev por conseguir apoyo en el sur del país, la base de poder de su clan, sufrieron un rudo golpe ayer cuando intentó hablar en un mítin en Osh, la mayor ciudad de la región. Poco después de subir al escenario se oyeron disparos, que lo obligaron a subir a un automóvil que partió enseguida.
Los testigos dijeron que los disparos provinieron de sus guardaespaldas que pudieron asustarse por un grupo de adversarios de Bakiyev que se acercaban al lugar. Aunque no se informó de heridos, el incidente constituyó un revés para los esfuerzos de Bakiyev de afirmarse como el presidente legítimo.
Bakiyev había dicho que estaba dispuesto a renunciar si le daban garantías de seguridad a él y sus familiares más cercanos. Las autoridades interinas le ofrecieron esas garantías a él pero no a su familia.