El flamante alcalde Eduardo Olmos probablemente llegó confundido sobre el periodo de su nuevo encargo y ha de pensar que son cuatro semanas y no cuatro años. Y es que don Lalo arrancó acelerado con un programa de pavimentación y reparación de equipamiento urbano sin decir “agua va”. También pudiera ser que el nuevo alcalde se tuvo que aplicar porque el gober Humberto Moreira se dejó venir toda una semana, algo sin precedentes. Las obras sin duda son urgentes para darle una manita de gato a la deteriorada imagen de la ciudad, aunque algunos cuestionan por qué no se hicieron en los últimos años. Nuestros subagentes señalan que en el “Gobierno de la Gente” apuntan a la relación tormentosa que existía con la pasada administración municipal, aunque eso no les había impedido hacer otras cosas.
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El programa de obras ya marcó la tónica del nuevo gobierno, aunque tampoco hay que irse en la finta, pues se requiere mucho más para mejorar los servicios públicos en la ciudad. Por ejemplo, los trabajos en varias avenidas y bulevares se han hecho bajo luminarias prendidas a plena luz del día y con los semáforos igual de mal sincronizados que antes. Lo que sí está claro es que el gober Moreira colgó la calidad de su imagen pública en Torreón en el trabajo de los funcionarios de la nueva administración y ésta le va a tener que responder tomando en cuenta dos cosas: una, que ya no están en el capullo de la vicegubernatura de Desarrollo Regional; y dos, que ya no tienen un alcalde al que echarle la culpa si algo sale mal.
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Tan avorazados llegaron los miembros de las huestes de Eduardo Olmos, que en algunas dependencias de plano ignoraron las formas. Fue el caso del Desarrollo Integral de la Familia, donde el nuevo director, Carlos Caballero, llegó con la espada desenvainada pidiendo la dimisión de unos 300 empleados, que según nuestros subagentes fueron obligados a firmar cartas que desconocían su antigüedad en la dependencia. Entre éstos se fueron encargados de guarderías y albergues y en algunos casos fueron sustituidos por funcionarios que no tenían idea de los programas de asistencia social, y además llegaron con más gente para inflar la nómina. Pero al andar cortando cabezas, el nuevo director entorpeció la entrega de apoyos del DIF a personas de bajos recursos y como que eso no se ve bien en el “Gobierno de la Gente”. Otro caso fue en el Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento, donde el contralor designado, Mario Cepeda, está furioso porque no lo dejaron entrar a las oficinas ni le dieron información sobre el estado de la empresa (antes no le hizo como su homónimo señor padre, que tomaba las cosas a la brava). El problema es que don Mario todavía no tiene cargo en Simas, pues su nombramiento no se ha formalizado. Tampoco se ha ratificado la propuesta de Jesús Campos como director de la empresa, pero éste ha optado por la prudencia de mantenerse al margen hasta que tenga el aval del Consejo Directivo, que tendrá que recibir la designación por parte del alcalde. Nuestros subagentes reportan que en el círculo de don Lalo ven un “compló” del ex alcalde José Ángel Pérez y el todavía director del Simas, Alberto Díaz de León, quienes habrían querido tomar una pequeña venganza contra la nueva administración. Lo que no se sabe es si la urgencia de don Mario era por empezar a escarbarle a la directiva saliente del Simas o si ya le andaba por empezar a sacarle jugo a la chamba.
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Pasando a las grillas duranguenses, que se calentarán en estos días de frío por la definición de candidatos a la gubernatura, nuestros subagentes reportan una interesante reunión ocurrida en Durango entre el senador y primer compadre, Guillermo Anaya y el todavía priista José Rosas Aispuro. Como se había reportado aquí, los panistas le habían hecho “ojitos” a don José, quien trató de ganar la candidatura del PRI, pero al no ser santo de la devoción del gober Ismael Hernández Deras, se quedó chiflando en la loma. Tal parece que ahora don Memo, quien es delegado del Comité Nacional panista en Durango, ya le habría hecho un ofrecimiento formal del partido para lanzarlo de candidato aprovechando las redes que ha construido en el Estado. Este arreglo cuenta ya con el visto bueno del senador Rodolfo Dorador, quien también suspiraba por la gubernatura, pero con pocas probabilidades, dado el lastimoso estado del PAN en Durango. Queda por ver si también se logra una alianza con el PRD y otros partidos para hacer frente común contra don Ismael, quien ha logrado unir a la Oposición en su contra. Tras la reunión con don José, el compadre Memo partió al norte para irse a esquiar, esperando que mientras desciende raudo por las nevadas montañas, las fichas caigan en su lugar, incluyendo el lanzamiento de don Rodolfo para la alcaldía de Durango y de Augusto Ávalos para que repita su búsqueda por la presidencia municipal de Gómez Palacio. Mientras tanto, don Ismael sigue deshojando la margarita (en buen sentido) para decidir la candidatura del PRI a favor de uno de los curulecos Ricardo Rebollo o Jorge Herrera Caldera, aunque se dice que este último ya se siente gobernador y actúa como tal, quizá porque en la intimidad le dijeron: “tú pitarás”.
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Mientras tanto, con eso de que Ismael Hernández Deras anda en Durango apurado con su sucesión y Humberto Moreira supervisa a la “gente trabajando” en Torreón, ninguno de los dos ha podido hacer un hueco en sus agendas para instalar el Consejo de Planeación Metropolitana que se gestó desde hace casi un año por parte de universidades y organismos empresariales para ser el generador de proyectos para la Zona Metropolitana de La Laguna. Ambos gobernadores se trenzaron en una feroz batalla para conseguir recursos en la Cámara de Diputados para la Zona Metro, pero una vez logrado el objetivo cada quien se fue a hacer sus propios planes y no se acordaron de la necesidad de institucionalizar este esquema de desarrollo regional. El Consejo de Planeación, por ejemplo, pudo haber sido el vehículo para armar el proyecto de rescate del lecho seco del Río Nazas, pero como no estaba instalado, don Humberto se fue por la libre con su propuesta, mientras que don Ismael ni lo peló. Habrá que ver si existe el interés por hacer de la Zona Metropolitana un esfuerzo institucional, o si nada más se preocupan por sacar el dinero y salir en la foto, que conociendo a los políticos, es lo más probable.
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En San Pedro, nuestros subagentes reportan que el nuevo alcalde Jorge Abdala empezó a armar su equipo llamando a los cuates para encargarse de las diversas áreas de la administración, sin preocuparse mucho por la experiencia que pudieran tener, pues al fin y al cabo lo que importa es firmar en la nómina. Ahí está el flamante tesorero, Rodolfo López, cuya principal credencial es ser viejo amigo de don Jorge, aunque en finanzas públicas no se le conozcan antecedentes. Pero el caso más notorio se dio con el nuevo director del Simas, José Gilberto Ferniza, quien al parecer sólo sabe de agua, que es para tomarla. Don José ha probado ser un verdadero milusos, pues llegó a la paramunicipal después de haberse desempeñado como delegado de la Fiscalía General del Estado. Como se ve difícil que pueda tener amplia experiencia en temas de agua y de procuración de justicia al mismo tiempo, entonces es una de tres: o la Fiscalía tuvo como delegado en San Pedro a un experto en agua que no sabía de temas judiciales, o el Simas tendrá de director a un experto en temas judiciales que no sabe de agua, o también puede ser que no sepa de ninguna de las dos cosas y haya agarrado esos huesos porque tiene amigos bien colocados.