Otro de sus acostumbrados mutis hicieron los gobernadores de Coahuila, Humberto Moreira, y de Durango, Ismael Hernández Deras, con la renovación de la alerta del gobierno de Estados Unidos sobre la inseguridad en la región, especialmente en La Laguna. Quizá porque los dos andan de vacaciones, el asunto no parece ameritarles al menos un reconocimiento del problema. Aunque si salieran a hablar tampoco dirían gran cosa, pues ya se sabe que siempre le echan la culpa a los gringos o al Gobierno Federal; a cualquiera menos a los disfuncionales aparatos de seguridad que tienen sus administraciones. Del lado de Coahuila tampoco hubo mayor reacción al retiro de agentes de la Policía Federal de Torreón donde estaban supliendo a la mermada Policía Municipal, fuera de unas declaraciones del Fiscal Jesús Torres Charles que se lanzó con todo contra los federales. El problema fue que las críticas de don Jesús no debieron caer muy bien en la Secretaría de Seguridad Pública, pues nuestros subagentes reportan que el fiscal se dio un agarrón con los muchachos de Genaro García Luna, quienes lo mandaron por un tubo, de modo que no se ve para cuándo vayan a sustituir a los federales, si es que algún día lo hacen. Por supuesto que de los legisladores tampoco se escuchó nada, pues no iban a interrumpir sus vacaciones por este asunto que debe parecerles una nimiedad mientras ingieren frescos jaiboles en alguna playa. Allá en Durango el caso de los jóvenes masacrados por un comando armado en un camino en la sierra ha pasado casi al olvido, sin que las autoridades parezcan dispuestas al mínimo esfuerzo por garantizar la seguridad. Mientras tanto, los laguneros que salen de viaje tienen que encomendarse a todo el santoral para que no les roben el carro en alguna carretera o para que cuando regresen no encuentren la casa saqueada.
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A una semana de que se cumplan los 100 días de la administración del alcalde Eduardo Olmos, en la Presidencia Municipal se registra un severo caso de “asesoritis” aguda, pues los estrategas de imagen de don Lalo van a servirse con la cuchara grande en la campaña de promoción del “rescate” de la ciudad, como si en tres meses se fueran a solucionar los problemas. Nuestros subagentes reportan que la batalla por el pastel es feroz e incluye a diversos “estrategas”, cada uno con su agenda, su propuesta y su recibote de honorarios. Alrededor del alcalde giran asesores como Jaime González Lobo, Claudio Sánchez, Jorge Torres Vargas, Luis Rayas y Mony Monroy. Pero de acuerdo con las cuentas municipales, algunos de estos publirrelacionistas cobran entre cien mil y doscientos mil pesillos cada uno por sus servicios, aunque nada más hagan boletines. En los próximos días se espera una embestida de propaganda que le haga saber a los torreonenses que la ciudad es una chulada y que lo que sus ojos ven, no es cierto. Todo esto, claro, hasta regresando de vacaciones, pues en estos días las huestes del Alcalde andan en periodo de recogimiento espiritual.
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Otro lugar donde los primeros cien días de nueva administración estuvieron movidos fue en el Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento (Simas), donde nuestros subagentes reportan la salida de al menos cincuenta empleados de la administración pasada. Por supuesto que esta depuración no fue motivada por eficiencia administrativa o racionalidad en el gasto, porque en el mismo tiempo la nómina de la empresa recibió al doble de personas. Poco a poco han ido apareciendo asistentes, coordinadores, subgerentes y todo tipo de nuevos cargos ocupados por personas de nula experiencia que llegan por recomendación del alcalde Eduardo Olmos, del contralor municipal, Lauro Villarreal, o del contralor del Simas,Mario Cepeda. Que la empresa enfrente golpes financieros con una dramática baja en sus ingresos es lo de menos. El objetivo es repetir el esquema de clientelismo político de la administración pasada, donde el líder municipal del PAN, Manuel Villegas, hizo lo que quiso. La diferencia es que antes eran azules y ahora son de rojo intenso, pero con las mismas afiladas uñas.
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El PAN en Coahuila se prepara para renovar su dirigencia estatal. La primera aduana es la renovación del Consejo Estatal, prevista para el 25 de abril, en una asamblea donde los principales grupos demostrarán una vez más cómo se detestan. Será el primer enfrentamiento de las tribus después de los descalabros electorales del año pasado y será interesante ver la fuerza con la que llegan los equipos del senador y primer compadre Guillermo Anaya, del ex alcalde José Ángel Pérez, del senador Ernesto Saro y del ex senador Juan Antonio García Villa. Se espera que don Memo logre colocar a la mayoría de los consejeros, lo que le daría oportunidad de designar al próximo dirigente estatal y amarrar la candidatura a gobernador para el año próximo. Nuestros subagentes comentan que el presidente del PAN en Coahuila, Reyes Flores Hurtado, va para afuera, pues notan que le ha perdido el entusiasmo al cargo. Apuntan al caso de Lamadrid, el municipio donde la anulación del triunfo panista llevó a don Reyes a armar un borlote que incluyó huelga de hambre hace unos meses, pero ahora parece que ni se acuerda. La elección del nuevo dirigente será en mayo o junio y en la contienda están el ex candidato a alcalde, Jesús de León, y el ex candidato a diputado, Luis Gurza que chuparon faros. También se dice que el delegado de Sedesol, Luis Fernando Salazar, podría quedarse con la chamba si la cúpula panista decide removerlo de la delegación clave en la operación electoral.
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“No te acabes Presidencia” parece ser el grito de batalla de varios “grillos” gomezpalatinos que han sido bendecidos con la generosidad presupuestal en esa administración y que por lo tanto buscarán mantener la buena fortuna con una victoria de la priista Rocío Rebollo en la elección de alcalde en julio. Nuestros subagentes disfrazados de cajeros en tesorería reportan varios casos notables. Por un lado, cuentan que los apoyos de cemento y block que entrega la dirección de Desarrollo Social en ejidos y colonias arginadas (uno de los pocos programas que no fue recortado en la crisis) provienen de empresas de la familia Rebollo. También se reporta que los garrafones de agua potable instalados en la Presidencia los ende nada menos que el director de Egresos, Fabio Pérez Garrido. Otro caso es el del director de tránsito, Sergio Martínez Villarreal, cuya empresa de la rama metal-mecánica es una de las principales proveedoras de tapas de alcantarilla en el Municipio, de las cuales ha vendido más de 200. Por supuesto que esta buena suerte se puede acabar en las próximas elecciones, pues seguramente los “alianceros” traerían su propia cuadrilla de honrados beneficiarios.