En los últimos meses Torreón ha tenido la suerte de que los hechos violentos ocurridos aquí terminan opacados por sucesos en otras partes del país que acaparan la difusión. Balaceras que han dejado víctimas inocentes han sido desplazadas en la atención por matanzas en Juárez o por el secuestro del "Jefe" Diego Fernández de Cevallos. Pero también ocurre que la ciudad vive las malas noticias justo cuando está bajo los reflectores a causa de buenas noticias, lo que no ayuda mucho para la imagen de la región y menos si se busca un impacto económico positivo. Hace un par de meses, cuando la atención estaba puesta en el juego de la Selección Nacional en Torreón, la Policía municipal se fue a huelga. Apenas el jueves pasado, la emoción por el juego de ida de la final del futbol mexicano se vio afectada por una fuerte balacera que esa madrugada cimbró las zonas aledañas al bulevar Independencia, dejando dos policías muertos. Organismos empresariales y ciudadanos buscaron volcar a su favor la atención mediática sobre La Laguna para reclamar más seguridad a las autoridades, pero la protesta fue tímida y a la televisora que transmitió el partido le pasó de noche. El clima de violencia se ha visto también enrarecido con rumores infundados sobre balaceras y secuestros que han forzado la evacuación de varios lugares, incluyendo escuelas. Pero las gestiones del “Gobierno de la Gente” o del alcalde Eduardo Olmos, de plano no están en el radar de la Federación; la muerte de dos policías estatales en la balacera del jueves sirvió como triste recordatorio de que las policías locales en realidad están solas, con el ocasional apoyo del ejército porque su presencia también ha mermado. Por otra parte, las palancas que pueden mover voluntades en la capirucha del esmog no resultan efectivas y poco ha logrado la presencia de personajes que según esto son influyentes. Las gestiones del diputado y hermano cómodo, Rubén Moreira, quien es parte de la “burbuja” del PRI en la Cámara de Diputados, no pasan de puntos de acuerdo que son como llamadas a misa. Tampoco ha servido que el senador Guillermo Anaya sea compadre del Presidente Felipe Calderón y aparente que la lleva de comal y metate con el Gabinete porque hasta ahora no ha logrado conseguir más apoyo de la Federación a La Laguna. Pero, ¿qué tal cobran?
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Y hablando del juego Santos-Toluca, como suele suceder con nuestras autoridades locales, su labor fue más espectáculo que sustancia en el trato a los aficionados. Las huestes del “Gobierno de la Gente” y de la administración “rescatista” de Torreón repartieron pañuelos blancos para animar a la afición, cuando éstos acababan de padecer el viaje, de más de una hora, hasta el Territorio Santos Modelo porque no había ningún agente de vialidad. Algo debe andar mal en las prioridades de una autoridad cuando salen más buenos para regalar pañuelos que para poner tránsitos. Sólo hasta el final del partido policías estatales se apersonaron para vigilar la salida del estadio. Pero, eso sí, no faltaron las felicitaciones al equipo y los aficionados, sólo que en esta ocasión los estrategas de imagen del “Gobierno de la Gente” demostraron cuánto saben del Santos. Resulta que en un desplegado con la leyenda “Santos hasta los huesos” que apareció tras el juego contra Morelia, el logotipo del equipo mostraba sólo dos de las tres estrellas que simbolizan los campeonatos ganados, como si hubieran agarrado un logo viejito, pre-2008. Conscientes del error, el desplegado que apareció ayer tras el partido contra Toluca intentó corregir la omisión, pero entonces pusieron un logo ¡sin ninguna estrella! O sea que en unos días el Santos perdió los tres campeonatos ganados. Eso sí, pregúntenles sobre los Saraperos de Saltillo y otro gallo canta.
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Nuestros subagentes en el PRI municipal de Torreón comentan que crece el descontento hacia el alcalde Eduardo Olmos porque, por un lado, su administración dejó a las huestes tricolores vestidos y alborotados con la promesa de que llegarían a cobrar en la nómina y por el otro ni siquiera se aplican en la gestión social para responder a demandas en las colonias. Por más que el Municipio ha engrosado la nómina, los tricolores señalan que los beneficiados han sido, principalmente, los consentidos de dos funcionarios: el contralor municipal, Lauro Villarreal, y el contralor de Simas,Mario Cepeda, quien responde a los intereses de su padre, el líder priista del mismo nombre. Sólo ellos tienen vara alta en el despacho del Alcalde, quien los ha dejado moverse a sus anchas sin reparar en los calambres que le meten al partido. Además, en el PRI comentan que ni siquiera sus demandas de servicios o apoyos son escuchadas, mucho menos atendidas por las camarillas que controlan las dependencias municipales. Se dice que esta situación no tiene muy contento al jefazo del PRI, Rubén Moreira, quien espera aumentar la votación para el partido en Torreón en las elecciones de 2011; pero existe el riesgo de que se le escapen votos porque en el Municipio se hacen patos.
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Si alguien se topa con Esteban Favela, avísenle que todavía es director general de Medio Ambiente y Urbanismo del Municipio. Nuestros subagentes disfrazados de arbolitos reportan que el funcionario no se ha parado en su oficina y no responde llamadas telefónicas para informar sobre asuntos de su área. Y vaya que don Esteban trae temas pendientes, como resolver la administración de la reserva de Jimulco, o el proyecto de monitoreo ambiental para determinar cuánta contaminación fumamos en La Laguna, o el fracaso del ensayo vegetativo en el antiguo relleno sanitario que no prende porque nadie le pone atención y el Municipio no ha forzado a PASA a que se aplique, o la situación del parque Las Etnias, donde el alcalde Eduardo Olmos quiere hacer un bosque, pero que en realidad está tan olvidado que ya se murieron los peces y los patos están a punto de colgar los tenis por hambre. En este último caso la dependencia que (según esto) dirige don Esteban ya descendió al ridículo. Como nuestros subagentes no encontraron al funcionario para que comentara sobre el tema de Las Etnias, el que tuvo que salir a dar la cara fue el director de Ecología, Eduardo Blanco, que sólo atinó a contestar que se enteró de la muerte de los peces ¡por el periódico! y que no tenían la menor idea de la situación. Es posible que a don Esteban ya se le haya olvidado que trabaja en el Municipio, pero no del todo, porque sigue cobrando el sueldazo. A ver si en una de ésas no lo pasan a vivir en el error.
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Siempre tan transparente, el Gobierno de Durango no quiere soltar información sobre las inversiones que han llegado al Estado, particularmente a La Laguna y a la capital en los últimos años. Nuestros subagentes han solicitado los datos con el resultado de puras trabas, pues según la Secretaría de Finanzas no la tienen en orden. Pero el fondo del asunto, reportan los subagentes, es que hay detallitos que las autoridades de Durango preferirían que no se ventilaran, como la sospecha de que la ciudad de Durango ha recibido mucha más inversión que Gómez Palacio (como sucede con Saltillo y Torreón). O la otra, de que varios proyectos de inversión presumidos en los informes del gober Ismael Hernández Deras se han contado más de una vez en varios años, cuando en realidad son los mismos porque no se han concretado por trabas burocráticas. Entonces no sólo La Laguna de Coahuila recibe una goliza de arte de su capital estatal, también la de Durango corre con la misma suerte. ¡Vivan los señores gobernadores de ambos estados!
