Los secretarios de Gobernación, Fernando Gómez Mont, y de Seguridad Pública, Genaro García Luna, tuvieron una encerrona el miércoles con el gober Humberto Moreira allá en la capirucha del esmog. Ocurrió en la víspera de la reunión del Consejo Nacional de Seguridad Pública y según nuestros subagentes infiltrados, el tema fue el regreso de la Policía Federal a La Laguna tras dos meses de ausencia. Las versiones de todos los bandos coinciden en que la reunión fue amable y que don Fernando le pidió al jefazo de la SSP que armara una estrategia para La Laguna en las próximas semanas, incluyendo el envío de un destacamento de la Federal para apoyar la lucha contra el crimen organizado. Qué tanto caso haga don Genaro ya es otra cosa.
Según los subagentes, parece ser que don Fernando y don Genaro ya agarran la onda de cómo está la situación en La Laguna, quizá por el hecho de que menos de 36 horas después de la visita del secretario de Gobernación a Torreón una balacera acabó con la vida de ocho personas inocentes. Sin embargo, por alguna razón no del todo clara, no hay todavía una intención visible de actuar de manera directa. El problema podría estar en la misma capacidad de la Policía Federal, pues se dice que la Policía que comanda don Genaro ya no tiene elementos y está al límite de su capacidad humana, material y económica. O el problema también podría estar en las fricciones entre don Humberto y el Gobierno Federal, que fueron alimentadas esta semana por unas pintas anónimas que aparecieron en bardas de la peronera capital contra el presidente Felipe Calderón. Aunque el Gobierno Estatal se deslindó y las pintas ya fueron borradas, habrá que ver el impacto que tuvieron en la Ciudad de México. Lo único cierto es que hasta ahora todas las exigencias de mayor atención federal a la seguridad en la Comarca, desde puntos de acuerdo de diputados hasta desplegados de grupos empresariales, son como llamadas a misa.
Y en esto de la seguridad (o falta de ella) los que de plano ya descendieron al descaro son los encargados (es un decir) de la Procuraduría de Justicia de Durango. Nuestros subagentes habían recibido reportes de que la mayoría de los automóviles robados en Torreón eran llevados al otro lado del Nazas para allá ser distribuidos por diversas organizaciones delictivas. Esto se sabe en parte por la existencia de aparatos de localización satelital GPS en varios de los autos robados. Lo curioso es que los datos de esos dispositivos, que según esto son para que la Policía recupere los vehículos, le sirven a la Agencia Estatal de Investigaciones de Durango como pretexto para no escarbarle. Y es que los autos han terminado en lugares del estado, sobre todo del centro y la sierra, donde la autoridad la tienen los grupos criminales. De hecho los mismos agentes recomiendan a los dueños de los vehículos que ya ni le busquen, porque ellos no se van a meter a recuperarlos. Lo cual confirma que Durango es un Estado sin ley. ¿Tendrá algo que decir el gober Ismael Hernández Deras sobre la actuación de sus policías? ¿O seguirá pensando que Durango está muy bien?
Y ya que andamos en Durango, la campaña del candidato de la alianza PAN-PRD-Convergencia a la gubernatura, José Rosas Aispuro, ha sido azotada por varias plagas que le impiden despegar. Una es la desorganización, tanto adentro de la campaña donde no hay estructuras de mando que se respeten, como en la coordinación con los candidatos a alcaldes y diputados locales. Otra es la falta de billetes, pues al parecer los grandes capitales duranguenses ya decidieron poner sus fichas sólo en la mesa del priista Jorge Herrera Caldera, a diferencia de otros estados como Oaxaca y Sinaloa donde los empresarios han optado por curarse en salud atendiendo los pases de charola del PRI y de las alianzas opositoras. El problema de dinero es agudizado por otro, que es la falta de apoyo del Gobierno Federal en Durango, vía las delegaciones, que no han podido o querido articularse a favor de la campaña cuya estrategia, a pesar de ser coalición, la trae el PAN. Nuestros subagentes reportan que las delegaciones federales en Durango están repartidas en tres grupos que no se llevan bien entre sí y jalan cada uno por su lado. Por una parte, están los funcionarios puestos por el subprocurador Juan de Dios Castro; luego los que responden al senador y candidato a alcalde de Durango, Rodolfo Dorador y más allá los del clan Elizondo, que originó el ex secretario de Turismo, Rodolfo “El Negro” Elizondo que ahora dirige su sobrina, la poderosa jefa de la Oficina de la Presidencia, Patricia Flores Elizondo, mano derecha del “preciso” Felipe Calderón. En este batidero nadie ve claro, pues todos los grupos juegan al “futurismo” dejando a don José como novia de rancho, vestido y alborotado.
Cuando la dirigencia del Grupo Empresarial Lagunero, que aglutina a varias cámaras de la localidad, exigió la renuncia del jefazo de la Policía de Torreón, Carlos Bibiano Villa, en la superficie pareció como un reclamo legítimo. Pero el fondo es otro, afirman nuestros subagentes disfrazados de “ipecos”, y es que el GEL más bien sirve como comparsa en el conflicto entre el fiscal Jesús Torres Charles con don Bibiano, pues se dice que nomás no lo traga. Se comenta que el grupo empresarial sigue las pautas emanadas desde la Fiscalía, como también habría sucedido con el desplegado publicado hace unos días exigiendo el envío de mil 500 policías federales (no dijeron de qué sabor querían su nieve). Los subagentes dicen que originalmente el desplegado iba a ser un reclamo a todos los niveles de gobierno por la falta de acciones contra la inseguridad, pero al final se quedaron fuera las críticas al Estado. A nivel local, el grupo empresarial decidió enfocar sus baterías contra don Bibiano, aunque esa ruta los llevaría a un choque con el ejército, pues el principal promotor del jefe policiaco es el comandante de la XI Región Militar, el general Marco Antonio González Barreda. De hecho, nuestros subagentes reportan un desayuno que tuvo el general González con empresarios allá en el campo militar, en el que pidió a los “ipecos” que cualquier crítica que tuvieran contra don Bibiano, ahí presente, la hicieran en ese momento para que todos la escucharan. Pero nadie levantó la mano. ¿Por qué habrá sido?
La quinta regidora de Torreón, Xóchitl Gómez, se perdió la sesión de Cabildo de la semana pasada, pero nuestros subagentes dicen que doña Xóchitl no extrañó mucho la reunión donde se discutieron las cuentas públicas, pues se encontraba nada menos que La Habana, Cuba. Dicen los subagentes que mientras tomaban unos mojitos vieron por ahí a la regidora, que pertenece al gremio magisterial y que viajó a la isla caribeña con una delegación encabezada por Carlos Moreira, hermano del gober de Coahuila y dirigente de la sección 38 del sindicato de maestros. Debió ser un viaje muy productivo pues La Habana ofrece muchos atractivos, entre ellos muy buenas lecciones de control político.
La síndica municipal Lucrecia Martínez envió una amable cartita sobre el párrafo aparecido en la columna anterior que la mencionaba entre los “calefactos” para una diputación local el año que entra. Dice doña Quecha que ella no tiene proyecto político a futuro, más allá de servir en este ayuntamiento, pues hay que dar espacios a los jóvenes. Ahí está la aclaración, que confirma que las malas lenguas andan desatadas, pero cabe recordar que en política las maledicencias son el pan de cada día y lo sabroso de la “torta”.