trasladó (o le trasladaron) a Gómez Palacio su toma de posesión el miércoles pasado. Pero a la hora de los trancazos, don Jorge demostró que para él, al contrario del dicho, obras no son amores, sino sólo buenas razones. La prueba está en que, al momento de nombrar a su gabinete, sólo incluyó a un lagunero, Juan Ávalos Méndez, a quien nadie conoce, y lo puso en la cartera de Turismo, una de las más irrelevantes. Para el grueso de su equipo, el nuevo gober designó a grillos de la capital y mantuvo en el hueso a varios miembros del gabinete de Ismael Hernández Deras, como los secretarios de Finanzas, y de Obras Públicas. Ni Carlos Contreras en Finanzas, ni César Rodríguez en Obras Públicas demostraron mucho interés en La Laguna mientras calentaron sus sillas en el sexenio de don Ismael, y nada anticipa que en el próximo sexenio será diferente. Don Jorge también recicló a algunas figuras del “Ismaelismo” a quienes La Laguna les tiene muy sin cuidado, como el nuevo secretario de Educación, Jorge Herrera Delgado, o el de Agricultura, Carlos Matuk, ambos ex alcaldes de Durango. De modo que en su primer acto real de gobierno, don Jorge demostró que las cosas seguirán igual con respecto a la Región Lagunera, con funcionarios que apenas se paran por acá y desconocen cuáles son los problemas. El nuevo Gober traía la idea de una Secretaría de Desarrollo Regional tipo vicegubernatura como la que hay del lado de Coahuila, para aparentar una mayor atención, pero hasta ahora no hay nada definido. A ver si don Jorge se acuerda que le debe la gubernatura a La Laguna y que el favor se paga con más que una ceremonia.
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En la toma de posesión, Jorge Herrera Caldera tuvo guiños en su discurso para dejar en claro dónde tiene su corazoncito. Mencionó de manera afectuosa al ex alcalde Carlos Herrera, mientras que omitió al ex alcalde Ricardo Rebollo, lo cual dio mucho de qué hablar. También mencionó al secretario general del PRI, Jesús Murillo Karam, para agradecer que haya jalado duro en la defensa de su triunfo ante el Tribunal Electoral. Pero al final, don Jorge se paró en Gómez sólo para decir “sí protesto” y agarró el avión de regreso a la capital. Por cierto, nuestros subagentes reportan que el nuevo Gober voló de regreso a Durango junto a su antecesor, Ismael Hernández Deras, lo que fue interpretado como una señal de que don Jorge permanece atado al grupo político de don Ismael y todavía falta para que se corte el cordón. Toda proporción guardada, este circo recuerda la época de Calles y el General Cárdenas, cuando se decía “aquí vive el Presidente, pero el que manda vive enfrente”.
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Y hablando de sucesiones en la gubernatura, el gober de Coahuila, Humberto Moreira, aprovechó la toma de posesión de Jorge Herrera para continuar la “grilla” rumbo a la elección de presidente nacional del PRI el año que entra, mientras intenta pavimentar su propia sucesión. Nuestros subagentes comentan que don Humberto podría pedir licencia desde enero y dejar a un interino para que éste presida el “destape” del hermano cómodo Rubén Moreira. Así, don Rubén sería ungido candidato cuando don Humberto no tenga chamba formal. Otro escenario sería que el gober Moreira se mantenga en el cargo durante la nominación de su hermano y luego pida licencia, por ahí de febrero, para irse al proceso interno de la presidencia priista, de manera tal que ya no sea gobernador durante las elecciones. En cualquier caso, el puntero para el interinato es el secretario de Desarrollo Social, Jorge Torres, a quien le tocaría cerrar el sexenio. La ruta crítica comienza apenas entrando 2011, razón por la cual don Humberto quiere acelerar las obras que trae en proceso. Los subagentes dicen que el gober Moreira ya trae la bendición de su colega del Edomex, Enrique “El Gavioto” Peña Nieto quien, por cierto, estuvo ausente en la toma de protesta del nuevo gobernador de Durango. En ese evento, don Humberto saludó por ahí al líder de la CNOP, Emilio Gamboa Patrón, que también suspira por la jefatura tricolor. El gober de Coahuila cuenta con el respaldo de una buena cantidad de gobernadores, mientras que don Emilio trae detrás a las cúpulas sectoriales. Así que la competencia será interesante, pues ambos son costales de mañas políticas.
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El ex alcalde de Medellín, Colombia, Sergio Fajardo, está de moda con eso del combate a la delincuencia mediante obras sociales y por eso fue invitado por el alcalde Eduardo Olmos para que platique su experiencia en la ciudad colombiana que se volvió sinónimo de violencia y crimen. Don Sergio se volvió famoso porque en su gestión se arrancaron obras para darle nueva vida a sectores marginados de la ciudad, con centros culturales y espacios públicos para fomentar un sentido de comunidad que provocaron una baja en los índices delictivos. El modelo quiere ser imitado por varias partes del país, incluyendo Torreón. Otro que también lo trae de moda es el nuevo gober de Durango, Jorge Herrera Caldera, quien ya dijo que se va a basar en la experiencia de Medellín para su plan de combate a la inseguridad, aunque quién sabe si don Jorge está consciente de lo que se requiere. Pero hay muchas cosas detrás de la experiencia de Medellín que deben tomarse en cuenta antes. Si bien es cierto que de 2004 a 2007 don Sergio recortó a la mitad la tasa de homicidios, por lo que se hablaba de un paso “del miedo a la esperanza”, también es cierto que en los últimos meses el índice delictivo se ha disparado. Nuestros subagentes sudamericanos reportan que mientras aquí el “Modelo Fajardo” es la novedad, en Colombia ya se habla de un agotamiento, pues en Medellín la tasa de homicidios ya duplica a la de 2007. La explicación más frecuente es que el modelo de revitalización urbana se quedó corto ante la reinserción a la sociedad de los paramilitares, que estaban causando los problemas. A esto se unió la escasez de empleo y el poco desarrollo económico. Las pandillas regresaron, el narco volvió a florecer y todo se agravó ante la extradición del capo local y el asesinato de su lugarteniente. El caso es que la incapacidad del aparato judicial para contener la delincuencia amenaza con darle al traste al modelo. O sea que para que esto funcione se necesita mucho más que “rollo” o que traer a su creador a dar conferencias, pues sin un gobierno eficiente, generación de empleos y un aparato policiaco y judicial confiable, no servirá para nada.
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El director de Obras Públicas, Arturo Lozano, ya respiró tranquilo y soltó el cuerpo luego de dudas sobre si iba a terminar la primera etapa de remodelación de la Plaza de Armas antes del Grito del Bicentenario. Don Arturo se tuvo que aplicar a chambear como nunca lo había hecho en su vida (ni lo volverá a hacer porque le puede dar un ataque) para que la plaza estuviera lista al menos en la parte central y las jardineras. A lo mejor no temía que lo separaran del hueso, pues a final de cuentas el alcalde Eduardo Olmos es su cuate, pero uno nunca sabe. El caso es que llegó a la meta y la plaza estuvo lista para el Grito. Pero que no se vaya a confundir don Arturo pensando que ya terminó el trabajo, pues la obra es sólo el inicio de la cirugía mayor que necesita la Plaza de Armas. Tampoco debe confundir el trabajo que se aventó con la remodelación del Centro Histórico, pues a eso le falta todavía mucho más. El problema es que don Arturo ya no tiene fecha fatal para terminar y puede dormirse en sus laureles, algo a lo que son muy dados los funcionarios del Municipio.