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VERDADES Y RUMORES

El Agente 007

La compra de los terrenos para la Gran Plaza de Torreón sigue dando de qué hablar y crecen las sospechas de que las transacciones inmobiliarias fueron bastante turbias. Ya no se trata sólo de que los terrenos se pagaron a precios muy por encima de los valores catastrales del Centro y muy por encima de los predios más caros de la ciudad. Tampoco se trata nada más de la especulación que hicieron los propietarios de las dos manzanas derribadas que pusieron los precios que quisieron una vez que detectaron la urgencia del Estado y el Municipio por comprar los terrenos.El tema ahora es el de que dicen insistentemente las malas pero acertadas lenguas, que los intermediarios entre la Tesorería y los dueños de los terrenos, salieron con jugosas “comisiones”. Aunque el tesorero Pablo Chávez Rossique niega que hubo pagos a terceras personas, nuestros subagentes reportan que al menos cinco comisionistas estuvieron involucrados en el hecho. Para realizar dichas transacciones, se abrieron cuentas bancarias especiales para hacer los depósitos. Es decir, el Municipio no pagó directamente a cada propietario vendedor, sino que lo hizo a través de intermediarios que hasta ahora permanecen desconocidos. De acuerdo con ediles panistas, particularmente Rodolfo Walss, el Municipio se ha negado a mostrar las cuentas completas de las transacciones para probar que no hubo desvío hacia terceros que se habrían beneficiado con el sobreprecio. Por cierto, nuestros subagentes se preguntan por qué Walss no denunciaba con el mismo vigor, las anomalías de la pasada administración cuando despachó como secretario del Ayuntamiento. Pero mientras son peras o manzanas, el alcalde Eduardo Olmos debe aclarar esta situación a la brevedad, pues el cuestionamiento ya no es sólo que terminaron pagando hasta tres veces más del valor de los terrenos, sino que hubo algunos “vivillos” que hicieron negocio a costa del erario, pues los comentarios en torno al asunto amenazan con manchar lo que supuestamente es una de las obras estelares del “rescate” de Torreón. Y es que las malas lenguas dicen que el lema de la actual administración ya no es “Gente Trabajando”, sino “Gente Transando”. ¿Serán capaces?

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Nuestros subagentes en el circo de San Lázaro (perdón, Cámara de Diputados) reportan que el curuleco y hermano cómodo Rubén Moreira se apresta para pedir licencia en diciembre próximo, o a más tardar en enero, para dar un “chapulinazo” a la candidatura a gobernador de Coahuila. Ya no extraña que los elementos del “Gobierno de la Gente” brinquen de puesto en puesto, pero en el caso de don Rubén sería el salto más importante de la era moreirista. Claro que este brinco pronto será opacado por otro chapulín mayor, el propio gober Humberto Moreira, pero como se había apuntado, la fecha de su licencia a la gubernatura no está definida. Los subagentes también comentan que, en sus aspiraciones para dirigir el PRI nacional, don Humberto estaría dispuesto a hacer una “catafixia” para garantizar una sucesión fraterna en la gubernatura. Esto sería en caso de que los jerarcas tricolores en la capirucha del esmog se pusiera rejegos ante la tajada de poder que se llevaría el clan Moreira, con la candidatura de don Rubén para gobernador y don Humberto a la cabeza del partido. En este caso, se comenta por ahí, el gober estaría dispuesto a tomar la secretaría general del PRI, el puesto número dos del Comité Nacional, para que no se viera tan feo.

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Por cierto, ante la previsible licencia de Rubén Moreira a la Cámara de Diputados, la que ya se frota las manos su suplente, Diana González Soto, que espera con ansias entrar a cobrar en la jugosa nómina legislativa durante más de año y medio. Doña Diana se ha distinguido por ser la “chapulín” más hábil en el Estado, pues ha brincado de puestos con una rapidez sorprendente. Tan sólo el año pasado fue regidora, diputada local y candidata a diputado federal suplente en un lapso de media hora. El “juego de las sillas” está complicado, pero nuestros subagentes explican que empezó en abril del año pasado cuando la profesora saltillense se separó de su cargo como regidora en Saltillo para suplir a Hilda Flores en el Congreso local dada la postulación de ésta a una diputación plurinominal. Veintiséis minutos después de tomar protesta como diputada local, doña Diana pidió licencia para irse de compañera de fórmula de don Rubén. Luego se reintegró al Congreso local, pero luego volvió a salir cuando regresó doña Hilda, que resultó ser una de las diputadas “juanitas” postuladas para cubrir cuotas de género que luego pidieron licencia para abrir camino a varios dinosaurios priistas. El caso es que doña Diana se ha movido tan rápido que nuestros subagentes ya le perdieron la huella, pero seguramente reaparecerá en los próximos meses para ocupar una curul en San Lázaro. En este caso seguramente quedará aferrada al hueso.

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En la Presidencia Municipal de Torreón nuestros subagentes informan del rescate para la nómina del ex jefe de la Junta de Conciliación y Arbitraje, Benjamín Noyola, quien hace unas semanas fue echado de la Junta por órdenes de la Secretaría de Gobierno. Pero como el alcalde Eduardo Olmos es cuate, don Benjamín fue rescatado de vivir en el error colocándolo de subsecretario del Ayuntamiento, bajo las órdenes (es un decir, porque las órdenes las tomará de otro lado) del “Peña Nieto lagunero” Miguel Mery. Los subagentes comentan que don Lalo realizó el nombramiento para meterle una cuña a su secretario del Ayuntamiento. Pero hay dos cosas curiosas en este nombramiento. La primera es que don Benjamín fue despedido de la Junta por el secretario de Gobierno, Armando Luna, cuya ficha principal en el Ayuntamiento es, precisamente, Miguel Mery. La segunda cosa curiosa es que el nombramiento fue hecho mientras don Miguel hacía maletas para viajar a España a un encuentro sobre desarrollo municipal, o sea que prácticamente ni le avisaron. (Por cierto, don Miguel aclaró a los subagentes que el viaje se lo pagó el gobierno español, para que luego no salgan con la mala leche del turismo a cuenta de erario). El caso es que toda esta situación anticipa un futuro conflicto entre el alcalde y el secretario de Gobierno que promete ponerse bueno. El tiempo lo dirá y nosotros lo comentaremos.

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Cuentan nuestros subagentes que cada vez se escucha más fuerte el rumor que la síndica, Lucrecia Martínez, podría renunciar a su cargo. Todo parece indicar que el principal motivo es que doña Quecha no ve con buenos ojos que su hermano Ricardo Martínez Damm, a través de su empresa Constructora y Arrendadora de Materiales (Camsa) ganara la licitación para administrar por 42 años el estacionamiento subterráneo de la Gran Plaza. Cuentan nuestros subagentes que doña Quecha planea redactar una carta para exponer los motivos de su renuncia, aunque las lenguas viperinas comentan que más que un compromiso con la transparencia, la síndica quiere aprovechar la coyuntura y renunciar, ya que no es muy tomada en cuenta por sus correligionarios priistas. Por lo que las quejas de presunto tráfico de influencia le sirven a doña Quecha para renunciar y aparte envolverse en la bandera de la transparencia.

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