Les comentaba amables lectores el domingo pasado, que Poncho se dio vuelo con la Mili pues ella se había convertido en su amante número 1, pero el Poncho también se aburría y después la mandó por un tubo, pues bien, pasaron cinco años y en el mes de abril de 1768, mandó a su criado Latour... ¡ah, se me olvidaba! Antes de eso, déjenme contarles otro chisme; resulta que Renesita o sea su esposa, tenía una hermana que a diferencia de ella ésta sí era bonita y estaba recluida en un convento, su nombre era Anna de Lunay, por cierto, durante su estancia en dicho convento la había conocido el abad, tío de Poncho, quien al igual de pervertido que Sade, trató de convencerla de tener relaciones con él, pero Anita rechazó al viejo ridículo. Pues bien como Anita no estaba bien de salud decidió visitar a su familia para recuperarse y es ahí donde la conoce Poncho (y luego luego le hecho el ojo el desgraciadísimo). Al poco tiempo de llegar Anita la empezó a hostigar, pero fue rechazado una y otra vez y cuantas veces se le acercaba las mismas que su cuñada no lo aceptaba. Pero bien, el diablo nunca duerme y menos tratándose de individuos como nuestro personaje, cierto día se le ocurrió organizar un baile de disfraces durante las fiestas de carnaval, y a este baile asistió lo más graneado de la sociedad local y desde luego junto a su esposa Renesita se encontraba Anita. Poncho ya había trazado un plan y en cierto momento hizo una seña a su fiel criado Latour y éste como por arte de magia hizo aparecer varios camareros quienes llevaron decenas de copas que contenían una misteriosa bebida y que ofrecieron entre los invitados, las cuales bebieron sin el menor reparo. Ya con el efecto de dicha bebida muchos de los asistentes se sintieron desinhibidos y se iniciaron en un mayor desenfreno sexual, mientras Poncho aprovechando un descuido atrajo a su cuñada hacia el jardín pues también ella había ingerido la enigmática bebida y ahí comenzó a azotarla y a golpearla e increíblemente Anita no opuso ninguna resistencia y al poseerla Poncho, lejos de rechazarlo le correspondió con verdadera fruición a todas sus caricias, convirtiéndose en una amante más de Sade.
Pero como les contaba al principio, en abril de 1768 Sade mandó a su criado Latour a que le consiguiera un par de prostitutas, pues ese día para variar andaba un poco "ganosito", y mientras esperaba a que Latour volviera con su encargo, (¡qué encarguitos!) se asomó por una ventana y vio pasar a una atractiva mujer la cual al parecer era una joven viuda cuyo nombre era Rosa Keller, Poncho le habló y la invitó a pasar cosa a lo que Rosa accedió, (en nada se parecía a Rosita Alvírez, la de Saltillo, sino nada de que hubiera pasado) Poncho convenció a Rosa que lo acompañara en su coche a su finca campestre en Arcueil y ella no le dijo que no, una vez estando ahí que se desata Ponchito y le arrima una golpiza después de desnudarla y atarla. Cuando vio escurrir la sangre de la pobre mujer, Poncho se volvió más loco y entonces la poseyó, y bien borracho como andaba se regresó a su casa en la ciudad y su criado ya le tenía ahí su "encargo" y poseyó brutalmente a las dos prostitutas (no tenía llene el desgraciado). Una vez pasado esto, atendió a Rosita a quien aún amarrada, curó sus heridas y la encerró en una biblioteca. Rosa como pudo se desató de sus ligaduras y tirándose por una ventana logró escapar de aquel lugar, y corriendo inmediatamente comunicó a todo el mundo lo que le había pasado y el chisme corrió como reguero de pólvora por todo París (como aquí no somos comunicativos ni quien su hubiera enterado, pero como allá sí lo son, pues todo el mundo se enteró) pues ándale que le cae la "poli" a Poncho y vas de nuevo al bote, esta vez al castillo de Sauvor. Una vez encarados Rosita y Sade se desmentían mutuamente y Poncho afirmaba que ella ya sabía a lo que iba. El tribunal de Tourneville lo procesó, por lo que no se escapó de la cárcel. Pero, ¿Qué creen amables lectores? Pues que ni más ni menos el mismísimo rey de Francia Luis XV intercedió por él y en un mes dejó la prisión, claro! Previo pago de cien luises a Rosita (Aquí tampoco hubiera pasado eso). Después el rey obligó a Poncho a permanecer "sosiego" en su casa de la Costé pues la prensa tanto nacional como internacional habían presionado mucho. Tiempo después Poncho Sade, solicitó permiso real para regresar ya que tenía hemorroides y deseaba atendérselas así como para asistir al nacimiento de su segundo hijo (hasta para hacer hijos tenía tiempo el desgraciado).
Ya en compañía de sus dos hijos así como de su esposa y desde luego de su querida cuñada amén del pervertido de su tío se sentía feliz, y estuvo en paz por un tiempo. Posteriormente para evitar a la gente y a los periodistas decide huir a la capital del arte, Italia, ¡pero no se fue solo! En este viaje lo acompañó ni más ni menos su cuñadita la "señorita" Anita y pues ya se han de imaginar que allá le dieron vuelo a la hilacha, y una vez cansado de ella la botó y abandonó en aquel país. Regresando a Francia. Pero la maldad nunca duerme, pues Sade era cliente muy conocido y asiduo a todos los prostíbulos, los cuales lo consideraban un "cliente especial" y una de sus costumbres era regalar a las prostitutas golosinas las cuales llevaban un compuesto de polvo de "cantáridas", que es un insecto de color verde brillante perteneciente a la especie de los escarabajos y su polvo es venenoso pero en pequeñas cantidades produce efectos de inflamación del área genital y por consecuencia despierta la libido sexual (o sea era el viagra de antes pero venenoso). Pues bien, como él ya se estaba aburriendo se dirige hacia Marsella, junto con su inseparable criado Latour, una vez estando ahí envió de nuevo a su criado para que se trajera cuatro puchachas (perdón, quise decir prostitutas), para celebrar una "pequeña fiestecita" privada y una vez estando juntos les dieron de beber y les ofreció bombones rellenos del famoso polvo de cantáridas y las muchachonas se volvieron locas, locas, entregándose en una desenfrenada orgía en compañía de él y su criado Latour. Ahí hubo de todo, desde flagelación, sodomización, y demás parafernalia. Pero se le pasó la mano a Poncho con las golosinas y les dio de más y una vez despedidas las puchachas les pagaron a cada una de ellas un escudo de plata, invitándolas a que regresaran al día siguiente, pero éstas se enfermaron con el efecto tóxico de la cantáridas y no regresaron, tardando en recuperarse del envenenamiento algunos días, después de lo cual decidieron ir a denunciar a Sade ante la policía, (qué delicadas, ni aguantan nada) ¿y qué creen?, pues de nuevo al "frescobote" es decir a la cárcel, y como ya tenía su fama y como en otras ocasiones había sido denunciado pues que lo encierran de huésped en la prisión de Vincennes para posteriormente ser trasladado a París donde fue huésped distinguido de la Bastilla, y digo bien distinguido pues en ésa y otras prisiones contaba con espaciosas habitaciones donde se le permitía leer y prácticamente llevar una vida cómoda a diferencia de otros presos, (¡aquí no pasa eso!... ¿verdad?) su "dura" estancia fue compensada con las visitas de su Renesita (si les digo que era buena onda) quien le llevaba dulces y libros para leer con lo que su estancia en prisión era más llevadera. En prisión se enciende su genio literario y ahí escribe sus primeras obras siendo las más conocidas: los 120 días de Sodoma, Justine y los infortunios de la virtud así como Juliette. Estas obras fueron producto de su mente perturbada así como de su encierro. Al darse cuenta las autoridades truían ¡pero Poncho era abusado! y escribía en pequeños pedazos de papel estraza, los cuales iba ocultando ingeniosamente. Pero como ya hemos dicho Poncho era muy inquieto y... (continuará).
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