Comentábamos la semana pasada que después de la toma de la Bastilla por las turbas revolucionarias, estas mismas se dirigieron hacia Charenton, liberando a todos los que se encontraban ahí y Poncho una vez libre, alabó el movimiento revolucionario y él mismo se proclamó como uno más de ellos, por lo que ni tardo ni perezoso se identificó como amigo de los revolucionarios, (el miedo no anda en burro y sabía que si no lo hacía, él mismo, corría el riesgo de perder su cabeza) pero hemos comentado que Poncho no era ningún tonto y logró convencerlos de la "sinceridad" de su conversión, inclusive fue reconocido entre éstos como "el ciudadano Louis Sade" y se alistó como miembro de la sección de las picas, de la cual llegó a ser el presidente. Gracias a sus dotes literarias llegó a elaborar discursos, algunos de los cuales pronunció "el llamado amigo del pueblo" Jean Paul Marat, quien era uno de los más importantes activistas de la Revolución Francesa, del cual se hizo amigo personal y con quien pasaba horas disertando apasionadamente pues al igual que Sade él también era un hombre inteligente. Debido a su nueva posición logró salvar (aunque no a todos), a muchos de sus amigos de que fueran a parar al cadalso pues al igual que él también se trataba de aristócratas. Uno de los hechos más significativos fue que a pesar de haber sido duramente rechazado por su familia política en especial sus suegros, consiguió librarlos de la guillotina, (si hasta eso no era rencoroso ni vengativo), su esposa Renesita se encontraba ya en esos tiempos recluida en un convento y jamás volvió a ver a Poncho. Desgraciadamente aunque Poncho logró burlarse de aquellos revolucionarios no todos estaban convencidos de su "sinceridad" pues a pesar de ser un hombre pervertido a él no le gustaban las ejecuciones y criticaba el excesivo uso de la guillotina y en una ocasión estuvo a punto de desmayarse ante el uso de este instrumento, detalle que no pasó desapercibido para los que veían en él a un aristócrata enemigo del pueblo. Fue por estos tiempos que conoce a una dama de nombre Marie Constance Renelle, quien había sido abandonada por su esposo y él la contrata como ama de llaves; comentando con ella sus obras literarias y ella lo aconseja de forma admirable por lo que se convierte en su última gran amante, (en ese momento de su vida él ya había perdido mucho de su apariencia física de joven pues había engordado y estaba enfermo. Tiempo después, su gran amigo Marat fue asesinado, dejándolo prácticamente abandonado a su suerte y ya sin Marat, fue acusado por sus detractores de tibieza revolucionaria y de pertenecer a la desaparecida nobleza (hay que aclarar que Sade detestaba al pueblo) por lo que durante el "Período de terror" de Robespierre, fue hecho de nuevo prisionero y condenado a la guillotina, junto con otros fue subido a un carro y llevado directamente a cumplir con su sentencia pero al parecer por cuestiones burocráticas o por intervención de Constance (sabrá Dios qué habrá hecho la mujer) fue puesto en libertad, pudiendo ser testigo de la ejecución del propio Robespierre tiempo después.
Corría el mes de agosto de 1800, cuando después de una denuncia, la policía irrumpió en una imprenta donde se preparaban los volúmenes de una de sus obras literarias con grabados obscenos, por lo que todo el material fue incautado y por primera vez en su vida fue acusado de ser autor de libros pornográficos, la obra que se preparaba se llamaba "Justine" no era la primera vez que se habían impreso libros escritos por él inclusive una de las veces que salió de prisión logró ver en el escaparate de una librería una de sus obras que según esto había sido editada en Holanda cuando en realidad lo había sido en Francia. Al año siguiente la policía confiscó todo el material de varios libros inéditos de Poncho en la imprenta del editor Massé entre cuyas obras se encontraban "La Nueva Justine" y "Juliette", este último libro estaba escrito de puño y letra de Poncho y cuando la policía lo interrogó al respecto argumentó que él solo se desempeñaba como copista, pero eso no convenció a las autoridades y vas de nuevo al "botiquín" Ponchito, y se le condenó por ser un "loco, erótico - criminal". Por esos tiempos ya aparecía en escena Napoleón y su amada Josefina (un día les platico de esta parejita) y pues bien, salió a la luz una obra llamada "Zoloé y sus dos acólitos" donde se atacaba a muchos de la corte imperial de Napoleón incluyéndolo a él pero no se pudo comprobar la autoría de Sade en este libelo, pero sí se le atribuyó a él y pues con mayor razón lo dejaron encerrado esta vez de nuevo en Charenton cuando ya corría el año de 1800, y jamás volvería a ver la libertad.
Al ingresar al manicomio-prisión de Charenton, el médico de este centro pudo constatar que Sade no padecía de sus facultades mentales, mas sin embargo Poncho aprovechó esos años de encierro para escribir más obras valiéndose de lo que podía o en cualquier trozo de papel, inclusive hay quienes aseguran lo hacía hasta en la ropa interior. Como haya sido, mucha de su obra logró traspasar los muros de la prisión quizás con la colaboración de su amante Marie Constance a pesar que todos los días los guardias revisaban la celda y si le encontraban algún escrito éste era destruido y arrojado a las cloacas, y de alguna manera algunos de sus escritos han llegado hasta nuestros tiempos. (Hoy dudo que puedan escandalizar a alguien, pues ya ven amables lectores la época que nos está tocando vivir) Tiempo después, Poncho le propuso al director de ese centro de nombre M Coulmier que montaran obras de teatro que servirían para entretener a los demás prisioneros y él se encargaría de escribir los guiones, la idea le agradó al director quien era un buen hombre y se preocupa por mejorar las condiciones de los detenidos. El montaje de las obras tuvo un gran éxito, y Poncho se sentía feliz de poder dedicarse a otra de sus grandes pasiones en la vida, sus actores principales eran otros internos entre los que se encontraban varios dementes que le daban un toque especial a los actos, (a este servidor de ustedes, le tocó presenciar una puesta en escena de la obra Marat, hace ya algunos lustros en la Universidad Autónoma de Nuevo León en la ciudad de Monterrey) fue tal el éxito de las representaciones que mucha gente viajaba desde París a presenciarlas. En esos años Sade conoció a varias mujeres con las que trabó amistad entre ellas una bella joven hija de una empleada de la prisión de nombre Madeleine Leclerc, con quien se asegura mantuvo más de un centenar de encuentros amorosos con la adolescente, a pesar de ser ya un hombre viejo pero "distinguido y de cabellera blanco y ojos vivaces e inteligentes" que es como describen que era Poncho en sus últimos años, lo que desde luego despertó celos de su amante Constance. (Se ve que usaba buenas pilas el hombre, y eso que en esa época ni esperanzas del M force ni el viagra). En el año de 1810, le llega la noticia de la muerte de su esposa Renesita, lo cual le produce un gran dolor por quien había sido tan buena y paciente con él y con todas sus excentricidades, a partir de ese momento, la salud de Poncho decae, a pesar de que nunca hasta su último momento dejó de recibir visitas de mujeres jóvenes y viejas que llevaban amistad con él.
Con el paso de los años, Poncho se fue quedando ciego, hasta perder totalmente la vista, y sufría además asma, la dolorosa gota, así como una grave afección del estómago. En el mes de diciembre de 1814 el médico de la prisión fue llamado con urgencia para examinar a Sade de quien ya conocía perfectamente su estado clínico, y que sobre todo se quejaba de terribles dolores en el bajo vientre y en los testículos sobre los que llevaba un suspensorio, pero que no le mitigaba suficientemente el terrible dolor, pronto se dio cuenta el joven galeno que el fin de Sade estaba próximo por lo que aquel dos de diciembre, mandó llamar al padre Gofroy quien le proporcionó los últimos auxilios espirituales quedándose solo con él y al salir comentó "estar satisfecho". Ese día desfilaron ante su lecho su amante Constance, su sobrina Delphine de Talaru, quien era muy querida por Poncho, y quien le llevaba botellas de vino añejo que su tío degustaba con gusto en sus visitas anteriores a pesar de la prohibición médica, y desde luego la joven Madeleine Leclerc; cuando todos se habían despedido de Poncho, el médico lo acompañó en sus últimos momentos y después informaría que luego de una "respiración ruidosa y trabajosa" cerró sus ojos para siempre Donatien Alphonse Francois, Marques de Sade. Fin.
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