De acuerdo al diccionario, con la p alabra santo se designa a alguien virtuoso, y/o perfecto y libre de culpa, pero lo que en realidad me ocupa en esta ocasión es pensar (¡bravo! contesta un lector) ¿si, entre nosotros existe gente santa?, es decir; gente perfecta libre de toda culpa y que por su mente jamás haya pasado el odio, la maldad o la intención de hacerle daño a alguna persona tanto física o moralmente, o que jamás haya cometido algún acto del cual pueda avergonzarse y éste vaya en detrimento de él mismo, pero sobre todo que sea capaz de amar inmensamente y sin condiciones a todos los que lo rodean y hasta a gente extraña a ellos. ¿Crees tú que pueda existir alguien así? Pues déjenme decirles amables lectores; ¡que sí!... ¡sí existen estos seres entre nosotros! Pero antes de que me digan que estoy loco o equivocado déjenme contarles las siguientes historias empezaremos con la de Miguel:
Este muchacho tiene en la actualidad 33 años, y es hijo de una familia como tantas otras que dedican su tiempo en trabajar honradamente, fue el único varón de este matrimonio, pues además de él, la pareja procreó dos hijas mas, el padre es profesionista, y su mamá que sólo tuvo estudios de comercio se ha dedicado en cuerpo y alma a cuidar de todos ellos, y Miguel no fue la excepción. Durante el embarazo de su progenitora todo transcurrió normalmente y sin ninguna complicación, pero al poco tiempo de nacido al niño se le detectó una anomalía cardiaca por la que tuvo que ser operado casi de emergencia estando internado en una unidad de cuidados intensivos por algún tiempo, saliendo al fin bien librado de la riesgosa intervención quirúrgica. Su niñez al igual que la de otros niños transcurrió sin contratiempos, pero padecía constantemente de infecciones de las vías respiratorias y siendo ya un joven de 15 años de edad se volvió a enfermar de nuevo, pues comenzó a orinar demasiado, y padecía de una sed que no se apagaba con nada, por lo que fue llevado de urgencia a un hospital donde le diagnosticaron diabetes tipo 1 o mejor conocida como juvenil y con tratamiento volvió a salir delante de este trance, nunca faltaba en su rostro de niño una sonrisa espléndida a todos los que lo rodeaban, y con ella se ganaba siempre el corazón de médicos y enfermeras, así como de gente extraña que se relacionaba con él. A partir de entonces era necesario administrarle insulina y aunque a veces renegaba siempre salía a relucir su mirada de amor hacia los demás, con el tiempo y después de haber acudido a una escuela al igual que otros niños, le consiguieron un trabajo sencillo al que le dedica 6 horas al día y se le ve feliz en él.
La otra historia es la de Laurita, ella al igual que Miguel nació de un matrimonio que le ha dedicado gran parte de su vida a cuidarla, tiene un hermano mayor que ella y son los dos únicos hijos de esta pareja, su mamá es gerente de una tienda comercial y su papá trabaja como comerciante independiente, cuando Laurita nació sus padres ya la esperaban con ansiedad, durante su parto no hubo complicaciones y cuando ella y su madre fueron dadas de alta del hospital todo mundo se encariñó inmediatamente con la bebé. Cuando tenía 6 años padeció una fuerte infección del oído que la dejó con disminución de la audición aunque afortunadamente no sorda, pues sí le hablaban un poco fuerte oía y entendía lo que le decían por lo que fue necesario colocarle un aparato para que pudiera escuchar mejor. Al cumplir los 12 años sus padres detectaron que presentaba dificultades para la visión por lo que consultaron a un especialista quien les comunicó que la niña padecía de miopía pero también presentaba cataratas por lo que fue necesario intervenirla y colocarle lentes adecuados con lo cual mejoró su visión. Ella tiene actualmente 16 años y aunque su salud es delicada sobre todo cuando se le presentan infecciones respiratorias o digestivas, al igual que Miguel nunca deja de sonreír pues literalmente desparrama amor hacia todo o a todos los que la conocen y la rodean.
¿Cuáles son las características que tanto Miguelito como Laurita comparten?... pues les puedo asegurar que por su mente jamás ha pasado la idea de cometer un fraude, de robar a ninguna persona y mucho menos asaltarla o robarle su auto o camioneta, ninguno de los dos son ambiciosos, ni les llama la atención el dinero, las joyas, ni los lujos o extravagancias superfluas a que son afectas muchas personas, jamás ambos han tenido un deseo insano relacionado con la pornografía o el sexo, no les llaman la atención las armas que tanta desgracia traen en la actualidad a tanta familia, no les interesan los negocios ilícitos, pero tampoco llegar a destacar en la política o en los espectáculos como algunos famosos pues carecen de ego y son infinitamente más felices que cualquier personaje de éstos, ya que sólo viven en la perfección que significa el amar sin restricciones a sus semejantes.
¿Qué si son santos? ¡Claro que lo son!... pues el Todopoderoso en su infinita sabiduría nos los mandó a este mundo como recordatorio de Adán y Eva cuando ambos vivían en el paraíso y estaban libres de todo pecado, son santos porque a través ellos podemos entender lo que dijo Jesús cuando mencionó: "dejad que los niños vengan a mí, pues de ellos es el reino de los cielos" y esto es verdad, pues si alguien merece el cielo son los niños como Miguel y Laurita, que viven entre nosotros en estos aciagos tiempos llenándonos de esperanza a muchos que ya la hemos perdido, niños de los que deberíamos aprender que nosotros; sólo siendo igual de limpios como ellos, podríamos aspirar a ser merecedores de la gloria del universo que estos niños ya se ganaron, pues estos santos ¡sí se la merecen! y pertenecen a un grupo muy especial y muy querido en este planeta, este grupo es; ¡el de los niños Down!, ¡benditos sean todos ellos! Si tú eres padre o madre de un niño Down dale las gracias al Señor, pues te ha hecho merecedor de tener un Ángel en tu casa.
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