Autoridades de Cuba descartaron hoy que el derrame de petróleo en el Golfo de México, que amenaza con causar un desastre ecológico en las costas de la región, represente un peligro para la isla, aunque se mantienen alertas ante la catástrofe.
'La dirección de los vientos, la información disponible indica de momento que el territorio nacional no sería afectado por esas manchas de petróleo", dijo a la televisión estatal Orlando Rey, un experto del ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio ambiente (Citma).
Según el especialista, las manchas de petróleo se encuentran "a distancia bastante grande del territorio nacional y los vientos las van llevando en otra dirección de manera que hasta el momento no representan un peligro para el país".
Pero reconoció que el gobierno cubano está vigilando la situación con los recursos que poseen.
El derrame de combustible, que tiene aterrados a la industria turística y pesquera del sur de Estados Unidos, fue causado por la explosión de la plataforma Deepwater Horizon de la petrolera British Petroleum (BP).
Sobre el potencial desastre ecológico en las costas del Golfo de México, Rey admitió que la bioversidad de la región sí será afectada por la tragedia.
"Las pérdidas son imposible de cuantificar o compensar especialmente en estos momentos en que muchas especies están en peligro de extinción", auguró.
La plataforma operada por la BP estalló el 20 de abril pasado y causó la muerte de 11 trabajadores. Dos días después, la plataforma se hundió y el pozo empezó a verter petróleo en el Golfo de México frente a las costas de Luisiana.
Cuba comparte con Estados Unidos y México una zona económica exclusiva en la región del Golfo, en la que dispone de 112 mil kilómetros cuadrados, divididos en 59 bloques de exploración de aproximadamente dos mil kilómetros cuadrados cada uno.
En la actualidad buscan petróleo en 21 de esos bloques bajo contrato de riesgo las compañías Repsol (España), asociada con Hydro (Noruega) y OVL (India) para compartir riesgos, PDVSA (Venezuela), Petrovietnam, Petrona (Malasia), y Petrobras (Brasil).
En una entrevista con el programa radial Today, de la BBC, el director ejecutivo de la British Petroleum, Tony Hayward, defendió a la empresa, pero se abstuvo de descartar que pueda evitarse la llegada a las costas estadunidenses del combustible derramado.
Desde Nueva Orleans se envió por mar hacia la zona del desastre una enorme cúpula de acero para tapar la principal fuga de petróleo, mientras expertos alertan que la contaminación amenaza la flora y fauna del lugar, incluyendo los corales y los nidos de aves y tortugas.