Sanciones. Un equipo de verificación de la Profeco realizó, la mañana de este miércoles, un operativo en el que inmovilizó básculas en tortillerías que vendían el producto con un faltante de 40 a 100 gramos; mientras que en otras comercializaban el kilo en 9 pesos sin acreditar el incremento. EL UNIVERSAL
María Luisa Sánchez y Ricardo Gómez son tortilleros de toda la vida. Ella tiene 27 años trabajando en el oficio. Él, 40 en lo mismo. Ninguno de los dos es propietario de algún establecimiento. Pero, ayer, en mero Día de Reyes, de gran festejo en la Capital, tuvieron que pagar las consecuencias por el mal uso del negocio de las tortillas.
María Luisa tiene apenas dos meses y medio en la tienda ubicada en la colonia San Rafael de la Delegación Cuauhtémoc. Despachaba con una báscula que vende 40 gramos menos en cada kilo de tortilla. Entrevistada, aseguró que desconocía esta anomalía.
"No sabía nada; no sabía que vendíamos de menos; me da mucha pena que esté pasando esto. Ahora sí seré más responsable de estar checando la báscula", dijo al ser detectada por personal de la Subprocuraduría de Verificación de la Profeco.
Ricardo, por orden de su patrón, vendía desde el 2 de enero a 9 pesos el kilogramo, 50 centavos más de lo que se vende en el mercado.
Encargado de la tortilleria del área de Cocina Económica del Mercado San Cosme, de la misma colonia, justifica la alteración:
"El Gobierno Federal es el primero que enseña y lo sube todo. Practicamente los empresarios de este ramo hacen acuerdo y tienen que subir las tortillas. Primero subieron el maíz, el gas y la gasolina y todo eso lo pone en práctica primero el Gobierno Federal", cuestiona.
'SE LO MERECE'
Alrededor de la tortillería donde trabaja Ricardo Gómez, las señoras que laboran en las cocinas económicas se muestran sorprendidas.
Paran sus actividades y se detienen a ver cómo una marabunta de camarógrafos, reporteros, fotógrafos y personal vestido de azul marino se apodera del lugar.
Una de ellas dice: "qué bueno que lo agarren. Es un abusivo el dueño. Tiene varias tortillerías y ha de estar cobrando el kilo más caro en todas. No es justo. No paga ni renta. Ni luz. Ni agua. Y abusa de la gente", fustiga.
CASTIGO LENTO
Pero el procedimiento para castigar a los establecimientos que alteran el precio de la tortilla o la báscula, es burocrático y no detiene dicho negocio.
En el primer caso, el dueño tiene 10 días para justificar el aumento. De no hacerlo, se inicia el procedimiento administrativo que dura hasta un mes. Durante ese tiempo puede seguir vendiendo tortillas. En el caso de la báscula alterada, ésta se sella con papel de la dependencia y no la pueden utilizar mientras se aclara la situación. Pero el mismo propietario puede emplear otra báscula y seguir con la venta.
Así, con el ejemplo de estos dos establecimientos, funciona el operativo que, a nivel nacional, inició ayer personal de la Profeco para cuidar el precio de la tortilla.
José María de los Santos Quezada, subprocurador de Verificación, informó que en los primeros 6 días del año, ya hay 20 denuncias por el cobro alto en el kilo de tortillas.
Advirtió que las sanciones contra los propietarios que alteran el precio y las básculas van desde 300 pesos a 2 millones de pesos.