N UEVA YORK.- Dos mensajes de alerta para la relación entre México y Estados Unidos se producen en la frontera en estos momentos y podrían ponerse peor en los meses que vienen.
Como consecuencia del asesinato de un granjero del estado de Arizona, presuntamente a manos de narcotraficantes mexicanos, el senador republicano por ese estado John McCain hizo pública una carta en la que le manifiesta su "grave preocupación con la continua y creciente violencia en la frontera con México"
McCain, quien también fuera candidato presidencial republicano en 2008, pide el envío de efectivos de la Guardia Nacional a la frontera en una misiva dirigida a la secretaria de Seguridad Interna del Gobierno de Obama, la secretaria Janet Napolitano. En la misiva, McCain también reconoce que la seguridad y la prosperidad de México son fundamentales para la seguridad y el futuro de Estados Unidos y pide el apoyo del Gobierno estadounidense al presidente Calderón y su "lucha contra la ausencia de la ley y la corrupción".
Si bien la misiva de McCain parece un grito de ayuda al presidente Calderón, lo cierto es que no es más que la misma repetición de la estrategia equivocada de combate al narcotráfico que en lo único que ha resultado es en una escalada de la violencia en México. La razón de ello es que McCain se enfrenta a las urnas en noviembre, buscando la reelección al cargo y tiene que ceder ante los grupos más duros del electorado de su estado.
Adicionalmente, el gobernador del estado de Nuevo México, el demócrata Bill Richardson, también se manifestó preocupado por el aumento de la actividad de los narcotraficantes mexicanos en la frontera y por ello también él se manifestó a favor de militarizar la frontera con el envío de efectivos de la Guardia Nacional para reforzar la seguridad.
Nuevo México tiene elecciones a gobernador en el otoño por ello el tema de la violencia en la frontera podría politizarse aún más. Richardson es un demócrata de ascendencia mexico-estadounidense, pero como todo político está sujeto a las urnas. Si bien no busca la reelección, sí está sujeto a la presión de que su partido no pierda el estado y por ello la presión al discurso de halcón en la frontera podría incrementarse en los próximos meses.
Los momentos electorales son siempre tiempos de tensión para la relación bilateral entre México y Estados Unidos. Los congresistas y gobernadores de los estados fronterizos en particular son muy sensibles al tema de México y más cuando hay violencia en la frontera, cuando se registra un incremento de los flujos de migrantes mexicanos o cuando la economía está en declive.
Este 2010 por ser año electoral y por el incremento de la violencia en la frontera, la turbulencia será fuerte para una relación que parece manejada en piloto automático y con un solo tema: el de la seguridad. Como decíamos la semana pasada, la relación bilateral parece tristemente más narcotizada que nunca.