A mis tres únicos lectores les pido una disculpa anticipada por el vocabulario de mi francés, pero en este final de año el agua me llegó a los aparejos, la frustración me llegó al límite, pero confío que mis queridos amigos de este periódico que tanto llevo en el corazón me disculpen la osadía. Por más que trato de ser positivo me fue imposible.
He llegado a la conclusión que todos los políticos mexicanos son corruptos, todos abusan del poder, todos buscan su propio beneficio y del círculo de sus socios y amigos, buscan el poder por el poder mismo. Todos son iguales, el que me pongan enfrente.
Los jodidos porque están jodidos y los ricos porque necesitan sentir ese poder para sentirse aún más seguros, para cerrar el círculo de las fraternidades y poder corresponder al nivel de los favores.
Los políticos mexicanos son una clase aparte en el mundo: Ni el partido ni la ideología importan, lo necesario es estar con el ganador y jalar con el que tenga mas posibilidades.
Si hay que hacer una alianza con el histórico enemigo acérrimo la haremos, si hay que cambiar de partido cambiaremos, si hay que salirnos del partido nos iremos y si es necesario fundar un partido nuevo lo fundaremos. Hay que llegar al poder a como dé lugar.
Si tenemos que recibir dinero de los narcos para las campañas lo recibiremos, si tenemos que darle dinero al cura para que hable bien de nosotros en misa se lo daremos. Si tenemos que mentir, firmar acuerdos o compromisos firmaremos lo que sea necesario. Dice el viejo refrán popular: "prometer y prometer hasta meter".
Lo importante es llegar al poder como sea y con quien sea, entre más pronto mejor.
No conozco todavía a un solo político mexicano que pase el filtro, desde los que andan en la danza de puestos municipales y estatales, hasta los del orden federal. No importa su origen o condición: ricos, pobres, viejos zorros, jóvenes avispados, profesionistas de buena y de mala reputación, porros, banqueros y ex banqueros, ejecutivos, empresarios o chamberos.
Síndicos municipales, diputados, senadores, gobernadores y hasta presidentes.
Ningún mexicano que ande en las andanzas de la polaca en estos días anda por el prurito deseo de servir a los demás. Los menos peores andan en busca del poder, del hueso, de las influencias, de los negocios que se pueden hacer, del dinero. Los peores en la pura, simple y burda ratería.
A esos que perdieron la elección y se quedaron fuera de la repartición del poder les toca ahora tirarle al negro, hay que tirarle mierda a esos que ganaron, hay que buscarles los trapos sucios y exhibirlos públicamente. Hay que hacerlo en forma sistemática y sin parar, hay que hablar mal de ellos y sólo señalar sus faltas, sus errores, sus omisiones, sus raterías y cualquier cosa que podamos identificar para dañar su reputación.
No importa si los señalamientos son reales o no, si los podemos probar o no, ni siquiera importa si son viles mentiras o verdades a medias, lo importante es mantener el paso y tirarles mierda sistemáticamente, mientras más inteligente lo hagamos mejor.
Mientras estemos fuera debemos concentrar nuestros esfuerzos en crear en la gente común y corriente ese sentimiento de inconformidad, hay que alimentarles constantemente esa animadversión al partido en el poder, para que en la próxima elección ya estén tan hartos, que lo que quieran es verlos fuera. Votaran por nosotros y ganaremos la elección.
Ahora nos tocará hacernos los inocentes. Diremos que haremos lo posible para arreglar toda la mierda y la serie de raterías que dejaron los anteriores, les haremos auditoría, correremos a todos los funcionarios de todos los niveles que huelan a la administración anterior.
Aquí se trata de tener a puros burócratas leales, no a los mejores, y la mejor manera de mantener esa lealtad es mediante una cerrada red de complicidades, así que pónganse listos y cúbranme todas las espaldas o se quedaran afuera de la fiesta.
Y ahora a subir la mira. Ya que estamos sentados en el poder sólo debemos mirar hacia arriba y buscar alianzas con otros, ya sea de nivel estatal, federal, alguna secretaría o qué sé yo, hay que buscar seguir en la jugada, seguir cobrando de la nómina sagrada.
Ahora que tenemos acceso a mayores recursos llega el momento de buscar alianzas en otros horizontes, mayores negocios, socios de mayor calibre, hay que hablar de proyectos conjuntos, de alianzas estratégicas.
En esta etapa lo importante es robar, pero igual de importante es el maquillaje contable, es preciso no dejar huella, es imprescindible no salir muy raspado, a nadie le gusta aliarse con nacos que anden en boca de todos en los medios masivos de comunicación.
Hasta para robar se requiere tener clase, y los políticos mexicanos se han convertido en artistas de renombre y prestigio mundial.
Estoy cien por ciento seguro que ni yo ni mis hijos veremos mejores políticos trabajando por el bien de México, pero me pregunto si algún día mis nietos o sus hijos los verán.
En este fin de año me pregunto ¿hacia dónde irá México? y ¿hacia dónde vamos los mexicanos?