Conflicto. Los jóvenes franceses encabezan la mayor parte de las protestas en Francia por el sistema de pensiones. EFE
Los estudiantes franceses han tomado el relevo de los sindicatos y mediante huelgas y manifestaciones mantienen la protesta contra el retraso de la jubilación preconizado por Nicolás Sarkozy, mientras que los paros en las refinerías amenazan con una penuria energética de condiciones imprevisibles. Varios centenares de gasolineras tuvieron que cerrar por falta de combustible y los aeropuertos dejaron de recibir el queroseno que precisan los aviones, según los datos oficiales.
Una situación que todavía no es dramática porque las reservas permiten seguir funcionando a la maquinaria productiva, pero que puede serlo en breve si se mantiene, como ayer, el bloqueo de las doce refinerías del país, de las que a última hora del día no salía ni una gota de combustible.
Por la mañana, el Gobierno francés envió fuerzas policiales para desbloquear cuatro depósitos tomados por los trabajadores, pero la apertura fue temporal antes de que los sindicalistas volvieran a cerrar el grifo.
En los aeropuertos viven de lo que tienen acumulado y las gasolineras comienzan a sentir la penuria, aunque nadie precisa cuánto tiempo pueden aguantar en esta situación. Desde el Gobierno se multiplican los llamamientos a la calma, sabedor de que el pánico de los consumidores puede llevarlos a acumular combustibles, lo que agravaría la carestía en los centros de aprovisionamiento.