¿Por qué? Existen dos tipos de discusiones: las que se agotan en un solo encuentro (te matas a gritos y listo) y las que reflotan temas sobre los que uno vuelve eternamente. Y es que un montón de peleas de pareja son repetitivas y extraordinariamente predecibles. Es decir, puedes adivinar cuándo llegarán... y aprender a evitarlas antes que se desencadenen. Piénsalo: toma 30 segundos decir algo bestial, pero se necesitan 10 años para olvidarlo. El doctor Malvezzi Taboada destaca que lo importante en una pareja es pasar de la discusión al disenso: "Disentir significa aceptar el punto de vista del otro, aunque no lo compartas. Discutir implica convencer al otro de tu punto de vista. Lo ideal es arrimarse al otro y meterse un poco en sus zapatos", distingue.
Cómo: Hacer un trato con tu pareja. Cuando empiecen a pasarse viejas facturas, váyanse a dar una vuelta cada cual por su lado, pongan música o cambien de tema. Otra buena idea es que, cuando sientas que estás por estallar, te preguntes lo más obvio: ¿estás enojada o sólo estás cansada?
Un montón de peleas ocurren cuando necesitamos descansar... o comer. Dormir y comer todo lo necesario para cambiar tu humor... Una vez que hayas alcanzado la serenidad para aceptar aquello que no puedes cambiar, busquen la forma de reconciliarse.