¿Se ocultó?. Reveladores datos, dejan al descubierto la falta de información en la guerra. AP
Una familia iraquí es acribillada a tiros por acercarse demasiado rápido a una patrulla estadounidense. Decenas de hombres son asesinados por escuadrones de la muerte sectarios.
Las muertes espeluznantes de civiles han llegado a definir la guerra de Irak. Pero nuevos detalles hallados en los documentos gubernamentales difundidos por WikiLeaks suministran en sorprendente detalle muchos ataques y plantean interrogantes acerca de cuánto sabían los militares estadounidenses durante los meses en los que intentaron restar importancia a las versiones de las matanzas.
Los documentos incluyen informes de soldados sobre la violencia cotidiana y ataques individuales, incluso tiroteos, bombas y matanzas tipo ejecución y asesinatos que dejaron tendales de cadáveres en las calles de Bagdad durante la violencia sectaria que llevó a Irak al borde de la guerra civil. La información está plagada de jerga militar y siglas, pero también suelen incluir los nombres de las víctimas, la hora y el lugar de los ataques.
Los documentos contradicen las declaraciones de los funcionarios estadounidenses, que una y otra vez durante años se han negado a suministrar información sobre bajas civiles.
Los militares estadounidenses solían asegurar a la prensa en Bagdad que no llevaban registros detallados de muertes de civiles o negaban tener información sobre ataques particulares. En el 2006 y 2007, el Gobierno de George W. Bush y comandantes militares negaban reiteradamente que Irak estuviese encaminándose a una guerra civil y solían restar importancia a la magnitud de las muertes de civiles.
Los informes también apuntan a una cifra de víctimas mayor a lo que se suponía.
Iraq Body Count, un grupo británico privado que ha rastreado el número de civiles desde la invasión en marzo del 2003, dijo que había analizado la información y que halló 15,000 muertes que no se habían reportado antes. Eso eleva su cifra de 107,369 civiles muertos a más de 122,000.
Grupos defensores de los derechos humanos criticaron a Washington por no difundir la información e insistieron en que la información sobre bajas no impone un riesgo a la seguridad nacional.