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Y ahora, flor que llora...

Hora cero

ROBERTO OROZCO MELO

Estados Unidos, Inglaterra y Francia, fueron por naturaleza los tres más ricos de la Tierra; Rusia era un país grande y adinerado, lo que lo hizo poderoso; y Francia, a pesar de su extensión territorial, no encontró petróleo en sus dominios, lo cual le ha significado una debilidad frustrante ante otras potencias sajonas.

En su enfoque sobre las naciones más preponderantes del orbe en el primer tercio del siglo XX, don Antonio Caso afirma que la antigua Albión se constituyó en un imperio, solemne y majestuoso, excepto por un síndrome decadente que explica de esta manera: "Plena de recursos, de tenacidad, de inteligencia, dueña y señora de los mares del mundo, Inglaterra es desde hace muchos años, la primera potencia política mundial. El gobierno inglés ha sido un apasionado de la libertad, que se evidencia en las brillantes páginas de su historia, aunque sea notable, frente a los reyes, la alianza del pueblo inglés con la aristocracia. Por ser una potencia aristocrática Inglaterra pudo constituirse como nación defensora de las libertades humanas, lo cual no sucedió en Francia, pues las desposeídas clases menesterosas estuvieron junto al rey, pero en contra de la nobleza. Así Inglaterra optaría por la libertad, en tanto que Francia se declaraba a favor de la igualdad.

"La libertad es aristocrática, y la igualdad es democrática". Cuando Inglaterra constituyó una república de aristócratas, Francia se solazaba con la libre democracia, pero ofrecía el sacrificio de la fraternidad. "Aquí se pregunta el maestro Caso: ... ¿quién ha logrado nunca realizarla?" Y advierte: "Quizá Estados Unidos sea acaso un pueblo fraternal, que ama igualmente la libertad y la igualdad, pero igual toma asiento con los recios elementos capitalistas de la historia humana". Su aciago problema es que busca salvar la libertad, frente al capitalismo inhumano y el comunismo invasor. Una cuestión latente y urgente: ¿Se salvará la nave heroica entre Escila y Caribdis? Inglaterra suma su patrimonio de hierro, carbón, petróleo y libertad. Y cómo posee los mismos elementos que sus competidores, mas la soñada libertad, busca un justo equilibrio.

Urge pues a las potencias viables -Estados Unidos, Inglaterra, Francia y Rusia- a que preserven, al unísono, el bienestar económico y el bienestar moral, sin contradecir los propios valores, algo que ya parecía irrealizable en el siglo veinte, entre la competencia económica y la escabrosa incorporación de los valores morales. El problema fue mantener unidos, en la organización social del pueblo, a los supremos materiales económicos y a la libertad, para la organización política del pueblo.

Estas sabias inquietudes que fueron planteadas para el siglo XX, nos asustan trasladadas ahora a la incierta centuria XXI. Ya asentaba el doctor Caso: "Las grandes potencias fascistas se ahogan dentro de sí, porque los recursos ideológicos y materiales no bastan para sostener su diversificado ímpetu técnico. Por ello Italia fue contra Abisinia: por lo mismo Japón se lanzó contra China, en la más espantosa guerra de la historia, para enfrentar después la guerra europea entre naciones. 'Asia para los asiáticos' se escucharía después, y así surgió Alemania que ahora es la nación más poderosa por sus avances técnicos e industriales; pero no obstante sigue requiriendo petróleo y carbón. Pero ningún Estado totalitario ha sido capaz de asumir la teoría y la práctica del gran bien moral. La libertad humana es ante dichos regímenes, el enemigo vitando. Nosotros, pueblos pobres de América Latina, fingimos a cristalizar el destino moral que esté a nuestro alcance, con el impulso de los sectores liberales y conservadores. En otros países industrializados la máquina que es "autora y rectora de la civilización contemporánea" es de hierro, pero se mueve con carbón y con petróleo.

Parece imposible ahora que celebramos el bicentenario de nuestras conquistas políticas y morales debamos contemplar el triste espectáculo de un Estado civil cuyo gobierno pierde autoridad y se debilita, no sólo frente a la amenaza del crimen organizado, sino bajo los continuos anatemas que entrecruza la descalificada, anacrónica jerarquía católica con algunos "patricios" del gobierno civil. Ambos litigan su propio retroceso bicentenario entre fútiles declaraciones periodísticas y desbocadas acusaciones judiciales, más el aberrante "show" de los matrimonios del mismo sexo que ya hemos visto y seguiremos viendo.

Al filo del patriótico mes de mayo de 2001 cayó en mis manos, obsequio de un amigo inteligente, una décima que entonces compartí a mis lectores. Vale repetirla ahora, por la verdad que entraña: "Flor que llora" "Todo es en la naturaleza, simbolismo. / Hay de Puebla, en la sierra encantadora / Una que el indio llama "flor que llora"/ flor que llora colgada en el abismo / Perfecta analogía encuentro en ella con la patria mía/ y el hado adverso me parece el mismo / México es una flor encantadora, / pero ¡ay! es flor que llora /flor que llora colgada al filo del abismo".

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