Los mexicanos más o menos ilustrados sabrán seguramente quién fue don Francisco Ignacio Madero, el iniciador de la Revolución Mexicana de 1910; un grupo más reducido conocerá que su padre fue don Francisco Madero Hernández, primogénito de don Evaristo Madero Elizondo, el audaz empresario que desarrolló uno de los grupos económicos más poderosos del Noreste del país en el siglo XIX; y muy pocos o casi nadie conocerán la existencia de don José Francisco Madero García, el primer mexicano de este apellido que llegó a tierras coahuilenses en el segundo decenio de la antepasada centuria.
Madero Gaxiola era ingeniero topógrafo agrimensor, graduado en la Escuela de Minería de la Real y Pontifica Universidad de México, según refiere José Vasconcelos en su biografía de Evaristo Madero Elizondo, y en nuestra entidad empezó a trabajar como segundo habilitado de tierras con don Nicolás Elizondo, quien había recibido la comisión de medir y deslindar el dilatado territorio de Coahuila y Tejas para su correcta colonización.
Don Nicolás Elizondo vivía a la sazón en el poblado Río Grande, hoy Guerrero, población ribereña del ahora conocido como Río Bravo. Allí se alojaba por temporadas su segundo, José Francisco Madero Gaxiola, cuando regresaba después de sus excursiones de trabajo a pasar al papel los datos de campo de su bitácora y a trazar los correspondientes mapas y planos de las áreas estudiadas. En esas estancias conoció a Victoriana, hija de don Nicolás y de su esposa María de Jesús García, nacida apenas el 5 de marzo de 1809, por lo cual tenía sólo 13 años cuando recibió una carta de amor que le dirigió José Francisco desde Monclova, el día 29 de diciembre de 1922. Para tal fecha José Francisco contaba 47 años cumplidos, pues había nacido el 17 de mayo de 1775, y era viudo de doña Rosa Molinar, dama chihuahuense que murió al parir a su unigénita María de Jesús Madero Molinar, la cual dejó Francisco al cuidado de sus tíos José Isidro Madero Arrieta y esposa en la Villa del Parral, Chihuahua para buscar fortuna en Coahuila y Tejas.
La curiosa epístola aparece en el libro genealógico sobre la íntegra familia Madero, cuyo autor fue don Carlos Benjamín Madero González, hermano menor del Mártir de la Democracia, don Franciso I. Madero, publicado en 1973 para consumo exclusivo de la descendencia de nuestro personaje. Dice don Carlos: "Aurelio T. Hernández, mi primo, tenía una colección muy grande de los documentos familiares, y de muchas otras cosas. Él probablemente tenía el original de esta carta, la cual copió a máquina con la misma ortografía que tenía el original y una copia carbón de lo anterior la dio a su sobrina Anita Hernández González, quien me la facilitó a mí para que sacara la presente copia en octubre de 1971".
Finalmente, he aquí la dichosa carta:
"Monclova, Dicbre. 29 de 1822
Mi amable Victoriana:
"Mi corazón que ha estado varios años desocupado, en el día lo está sólo en Ud. y esto me ha estimulado a unirme a Ud. si su modo de pensar está en constancia con el mío.
"He meditado bien este paso para darlo, porque así me gusta obrar: asegurando a Ud. q'no es obrar del capricho y sí del amor y combencimiento.
"Yo podía aber ablado á Nicolás abiertamente, empero lo he omitido, porque quiero que de ser, sea por elección que el corazón de Ud. haga en mi y no por persuaciones de nadie y asi espero que por el mismo conducto que llegue esta á sus manos me contexte con sinceridad si o no, su amor está a dicto a mi como el mío lo está a Ud, satisfecha que si no combiene Ud. por afición á unirse a mi, a pesar de que la estimo sobre cuanto hay, presindiría de todo sin darme por ofendido, pues ya le he dicho que lo que quiero es que Ud. me dé su corazón por la voluntad que yo le doy el mío sin que nadie la persuada de aserlo.
"Quando he elejido a Ud. para mi esposa es señal que la creo adorado de las virtudes Cívicas y Morales que hacen apreciable a una Señora, en cuya atención no he tenido embaraza en encargarle que a nadie rebele este Sucxeso, ni aun después que lo sepa Nicolás.
"Ya le he dicho y aora repito que mi corazón es todo de Ud. bajo este concepto disponga con satisfacción de quien es todo suyo.
José Francisco Madero.
"Contexteme Ud. de su letra sin valerse de nadie, que yo todas las leras entiendo. A Dios..."
Evidentemente Victoriana se "combencio" de la sinceridad de José Francisco y se casaron en Enero de 1825, cuando tenían 16 y 50 años de edad. Tuvieron cuatro descendientes, de los cuales sólo uno fue varón: don Evaristo Madero Elizondo. Las mujeres fueron Micaela, Francisca y María de Jesús, en quien repitieron el nombre de la primogénita del primer matrimonio de don José Francisco con Rosa Molinar. Tiempos aquéllos...