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¿Y el agua, Apá?

Raúl Ramírez De La Cruz

En días pasados, visitando en su oficina a uno de mis catedráticos de la facultad de derecho, de la Universidad Autónoma de Coahuila, campus Torreón, entre la charla me mostro un ejemplar de derecho ecológico, un libro compendio de las principales leyes y reglamentos que regulan las actividades ecológicas y explotación de los recursos naturales, al observar el temario y principales aspectos que aborda el mencionado ejemplar, no pude contener mi comentario en el sentido de que tenemos una legislación bastante amplia y muy completa, sin embargo en la realidad los responsables de vigilar y aplicar su observancia permanecen indiferentes y hasta en complicidad con los depredadores de la naturaleza ignorando hasta un concepto tan elemental como lo es el “desarrollo sustentable” que en términos simples, no es más que el uso racional de todos los recursos naturales, para satisfacer las necesidades del ser humano, pero teniendo cuidado y preservándolos para que también las futuras generaciones los disfruten.

Es así como abordamos el problema del agua que en la comarca lagunera es muy severo y hasta dramático, lamentablemente sus habitantes no hemos entendido su magnitud, para ilustrarlos basta recordar que alrededor del año 1950 el agua para el consumo agrícola y humano se extraía en nuestra región a una profundidad de hasta 20 metros. Y los pozos tenían un rendimiento de hasta 80 litros. por segundo, actualmente el agua se extrae hasta una profundidad de 450 metros. Y el volumen que se obtiene oscila entre los 30 y 40 litros. por segundo. Estamos usando el agua indiscriminadamente pues los pozos que extraen el agua de las profundidades en su mayoría no cuentan con medidores y el órgano responsable: la comisión nacional del agua se declara incapaz de solucionar esta deficiencia.

A esta gravedad se suma los altos niveles de arsénico en el agua que como todos sabemos afecta las plantas, los animales y a los humanos pues sus efectos son principalmente el cáncer en la piel y otros daños a la salud de no menor importancia. El problema se extiende regionalmente, ciudades como Francisco I. Madero, San Pedro de las Colonias y Matamoros Coahuila, padecen ya los estragos del hidroarsenicismo, el agua que consumen sus habitantes tiene que ser extraída y rebombeada desde grandes distancias, pues los pozos profundos de sus localidades han sido clausurados por rebasar los niveles de arsénico permitidos por las normas sanitarias del país.

La ciudad de Torreón, merece comentario aparte, sus habitantes consumen más de 2200 litros. por segundo, pero para sus autoridades en la materia no hay ningún problema, solo pregonan que está garantizado el suministro en esta temporada de calor, pero ni siquiera intentan establecer medidas de racionalidad o algunos límites que permitan atenuar este exagerado consumo, aunado a lo anterior se encuentra el problema de las aguas residuales que no son tratadas en su totalidad y las que son objeto de tratamiento no son aprovechadas para fomentar y preservar aéreas verdes o boscosas, pues estos volúmenes de aguas grises en su mayoría son destinadas al uso agrícola y su aprovechamiento lo gozan unas pocas personas y las mayorías solo lo comentamos como si fuera un tema muy ajeno a nuestra realidad.

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