La situación económica del estado de Coahuila y de la Comarca Lagunera exige muchísimo más de lo que hasta ahora se ha hecho en materia de fomento a la inversión y la creación de empleos. Desde hace cinco años la región en particular sufre una parálisis de la que no se ve para cuándo pueda salir.
Varios son los factores que han propiciado la realidad que hoy se padece. Por una parte, está la crisis financiera mundial. Por la otra, está la creciente ola de inseguridad que azota a La Laguna. A estos dos fenómenos hay que agregar un tercero, a saber, la falta de acción y coordinación en y entre las dependencias encargadas de impulsar el desarrollo económico.
Las cifras hablan por sí solas. Hace unos cuantos días el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) dio a conocer los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, la cual arrojó que Coahuila en el segundo trimestre del año se ubicó en el primer lugar de desempleo en el país con una tasa de 8.1 por ciento, muy por encima del promedio nacional de 5.27 por ciento.
Además, la ausencia de inversión en la Comarca Lagunera ha sido una constante en los últimos cuatro años. Un análisis publicado por El Siglo de Torreón en diciembre pasado arrojó que de 2006 a 2009 llegaron a la Laguna apenas 282 millones de dólares, cifra que contrasta con los 1,457 millones de dólares que se invirtieron en la región sureste del Estado, es decir, 11 veces más. Y en este 2010 no ha habido mejora alguna.
Frente a este panorama tan desalentador, las autoridades han sido omisas y negligentes al no actuar de forma efectiva para revertir la situación. La desarticulación ha sido el común denominador. Ejemplos de ello son los casos de programas como Pyme, para fortalecer a pequeñas y medianas empresas ya instaladas y Capital Semilla, para impulsar a emprendedores, los cuales no han podido funcionar de manera adecuada debido a que en cinco años no se ha firmado el convenio de aportación económica entre la Secretaría de Economía federal y el Gobierno de Coahuila.
Mientras los distintos niveles de gobierno no sumen sus esfuerzos para impulsar la economía estatal y regional, jamás saldremos del atolladero en el que nos encontramos, con miles de personas desempleadas y jóvenes a punto de egresar con la incertidumbre como futuro.
