L Os días siguen corriendo y afortunadamente sigue el vigoroso ritmo de trabajo de las autoridades municipales y estatales en la restauración de la ciudad de Torreón. La pavimentación está a todo galope, aunque con el prietito en el arroz que están haciéndolo sobre la carpeta existente, lo que hace que el nivel del arroyo vehicular esté en algunos casos igual a los de las banquetas peatonales, lo que no deja de ser un riesgo. En tanto, la pinta de camellones y líneas de carriles también marcha a velocidad y hasta la remozada de fuentes y prados se está llevando a cabo.
Antier, el gobernador Moreira anunció la construcción de un hospital general justo detrás de donde se ubica la escultura del Manto de la Virgen, en el bulevar Torreón-Matamoros. La obra costará 400 millones y se promete que el nosocomio esté equipado lo suficiente para poder brindar un servicio digno a los usuarios.
Buenas noticias en general se están recibiendo desde que ocurrió el cambio de administración municipal en Torreón. Aunque hay que aclarar que lo único que están haciendo los gobernantes es su trabajo, nada es gratis, para eso tienen su salario.
En tanto, del otro lado del Nazas, en Gómez Palacio y Lerdo; como ya resulta ocioso hablar de que la violencia allá sigue al máximo y que ningún orden de Gobierno tiene la voluntad de por lo menos contenerla un poco, lo que ahora puede entretener un poco es la decisión que habrá de tomar Ismael Alfredo Hernández Deraz sobre quién habrá de sucederlo en el puesto de gobernador del estado.
El Siglo el día de ayer en nota publicada hace un recuento de los suspirantes a las candidaturas del PRI y del PAN. En el caso del partido tricolor, aparecen en la baraja los diputados federales Jorge Herrera Caldera y Ricardo Rebollo; Jorge Herrera Delgado, diputado local y presidente del Congreso de Durango; de relleno aparece el senador Ricardo Pacheco, puesto que a lo largo de la contienda poco se ha mencionado sobre posibilidades reales que tenga, parece que sólo acompaña en la lista a los tres primeros. Caso especial merece José Rosas, quien tiene larga trayectoria política dentro de su partido y ha ocupado diversos puestos públicos, pero sabe que él está fuera de la simpatía del actual gobernador, así que parece que tomará el paso de la muerte, al marcharse del PRI para contender por una coalición de partidos, incluyendo el PAN, ya que no hay otra forma ni remota de que el PRI perdiera las elecciones del próximo julio.
Se están ya viviendo los días definitorios, y la realidad es que todo parece indicar que Herrera Caldera cabalga sólido para ocupar en los próximos meses la silla que dejará su hacedor político, Hernández Deraz. En tanto, las posibilidades de Ricardo Rebollo que en algún momento parecían como la opción real de que un lagunero fuera nuevamente gobernador, se fueron cada vez diluyendo. La política es así. Herrera Delgado en cambio, aunque parece distante su oportunidad de ser ungido, por lo menos de no resultarlo saldrá menos raspado del proceso y no se le verá como perdedor.
La estrategia de Rosas Aizpuru parece temeraria: ondeará la bandera panista que tanto año debió detestar y en finos amarres con el delegado del albiazul en el estado, el senador y viejo conocido Guillermo Anaya, preparan una estrategia que suena por lo menos alentadora para sus fines: por la alcaldía de Durango contenderá Rodolfo Dorador, senador y buen amigo de Anaya, quien hace seis años hizo una campaña hacia la presidencia municipal y cerca estuvo de ganar. Asimismo, por Gómez Palacio parece que Augusto Ávalos repetirá en la candidatura, mientras en Lerdo está perfilada Salomé Elyd de Katsicas, esposa del ex alcalde, quien goza de buen posicionamiento.
Si estas circunstancias se dan, no parece pues que Ismael tendría un día de campo en su sucesión. Por lo pronto está por decidir a su candidato, mientras tanto se destapa oficialmente el asunto del brinco de Aizpuru, pero tal vez ahora el electorado le cobre la indolencia que el gobernador ha mostrado para combatir la inseguridad que campea a sus anchas como en casi ningún lado en todo Durango. Por lo pronto ya mero decide quién es el bueno.
