Poemario. Homero Aridjis comenzó a escribir Diario de Sueños en 1971 en Nueva York.
MÉXICO, DF.- Las realidades que vive el poeta mexicano Homero Aridjis, afloran en su subconsciente y se hacen sueños. Un buen día, decidió comenzar a escribir las historias que soñaba y al paso del tiempo algunos de esos sueños fueron la base de poemas que ha reunido en "Diario de sueños", un poemario que él mismo define como un autorretrato onírico.
Ese libro publicado por el Fondo de Cultura Económica, donde Aridjis congrega su poesía onírica escrita a lo largo de cuatro décadas, da cuenta de sus temores y alegrías, de sus anhelos y realidades.
Hay también revelaciones muy personales, pues además del poema "El niño poeta", en el cual Aridjis recuperó al niño que fue, el que sufrió un accidente con una escopeta que lo dejó al borde de la muerte, hay otros que hablan sobre la violencia y los dioses del México antiguo.
"Hay un poema que comienza diciendo: 'la violencia en México comenzó con los dioses', para mí los dioses del México antiguo son como dioses del sacrificio humano y en esta época que estamos viviendo parece que los dioses andan sueltos, cometiendo atrocidades, sacando corazones, cortando cabezas, desollando gentes, que eran los rituales a esos dioses".
En sus sueños está Contepec, Michoacán como el pueblo tranquilo y seguro que vivió en su infancia y adolescencia y adonde regresó en la edad adulta, pero que ahora hay violencia y narcotráfico; de ahí que lo llama el "Edén subvertido".
"Lo que nos queda a los mexicanos es levantar muros contra la violencia, yo he levantado el muro de la poesía; creo que la única manera en la que podemos sobrevivir a esa epidemia de violencia es con la capacidad de soñar, enfrentando el espíritu a la violencia; vamos a ganarle a la violencia, no sé cuándo, pero nuestra capacidad de crear cultura, arte, poesía, nuestra capacidad de sueño tiene que ganar a la violencia", señala Aridjis.
AUTOBIOGRAFÍA ONÍRICA Y es que el poeta nacido en Contepec, en 1940, sabe que este libro es casi una autobiografía onírica. "Parto de la idea que tenían los románticos alemanes que asumían el sueño como una forma de visión, una forma de revelación".
Homero Aridjis define esta parte de su creación como producto de sus sueños existenciales que comenzó a escribir en 1971, cuando estaba en Nueva York esperando que naciera su hija Cloe. "Allí empecé a escribir mis sueños que eran sensoriales y de ahí nació mi libro El poeta niño que publique ese mismo año; pero también hay otros sueños como fotos familiares".
A partir de 1971, Aridjis tomó la disciplina de escribir sus sueños, allí aparece su padre y el cine Apolo que tenía en Contepec, ese pueblo mítico que ha estado presente en muchas de su poesía y narrativa.
En Diario de sueños hay poemas basados en hechos que Aridjis atestiguó, como el rapto de una niña en pleno Periférico que él vio cuando de un auto bajaba un hombre y le arrebata la niña a su madre; esa vivencia personal se convirtió en el poema "El robachicos".
Homero Aridjis dice que esa vivencia fue tan dura que luego soñó a la niña que miraba desde la ventana del coche que se la llevó, pero entre brumas. "Era un poema demasiado vívido que me resistía a escribir, pero en ello me ayudó la presencia del gran poeta William Blake con sus poemas de inocencia, en los que él relata ese tipo de sucesos; sólo así pude hacerlo".
