Hace un año, El Siglo de Torreón daba la noticia: "Piden despenalización del aborto en el país". Se refería a un grupo denominado "Integrantes del Pacto por la Vida, la Libertad y los Derechos de las Mujeres".
Desde entonces, se ha desatado un debate jurídico y religioso en torno a la despenalización del aborto.
La discusión ha envuelto a la Suprema Corte de Justicia, confrontando opiniones entre los ministros, quienes no llegan a un acuerdo sobre los cambios y la despenalización en entidades como Baja California, San Luis Potosí y el Distrito Federal.
Pensadores y escritores también han entrado en la discusión y los representantes de todas las religiones manifiestan su repudio y sancionan al acto.
Hagamos un recuento de antecedentes importantes:
El aborto, de siempre, se ha practicado como solución clandestina a los embarazos no deseados.
Hoy, con el desarrollo de la ciencia y la técnica aplicadas a la civilidad y calidad de vida, la necesidad de tener hijos ha disminuido; de hecho, se transformaron en una pesada responsabilidad para los más pobres.
Ese avance científico permite intervenciones quirúrgicas que antaño se consideraban altamente peligrosas, caso del aborto inducido. También esa realidad influye en el criterio de las personas.
Con el arribo de los anticonceptivos orales, que dieron certeza de seguridad por arriba del 99%, se abrió un nuevo panorama para el ejercicio de la sexualidad. Desgraciadamente, la educación sexual está por debajo de los índices aceptables y los embarazos no deseados -principalmente en menores- se han incrementado, considerando al aborto, erróneamente, como opción para "resolver problemas".
Actualmente, el aborto ha sido despenalizado en muchos países y la mujer lo puede solicitar sin otra argumentación que su deseo y se le practique en un medio hospitalario.
El aborto es "la interrupción del embarazo antes de la viabilidad de producto" y se divide en: espontáneo, que se presenta por razones ajenas a la intervención de persona alguna; inducido o terapéutico, realizado por el médico; provocado o criminal, sin justificación médica.
La razones aducidas para aceptar el aborto, van desde las llamadas racionalistas hasta corrientes feministas, declarantes que "es mi cuerpo y mi derecho hacer lo que más me convenga", postura discutible, retomando el principio de "mi derecho termina donde empieza el de los demás".
La discusión se ha centrado en la definición de vida: para los más conservadores, inicia con la fecundación; para otros, hasta la nidación y diferenciación celular; los liberales afirman que en tanto no haya diferenciación celular, el producto no es humano.
El 26 de abril de 2010, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal expidió un decreto modificando el Código Penal, dejando abierta la decisión de abortar a criterio de la embarazada; el procurador general de la República, Eduardo Medina-Mora, pidió a la Suprema Corte de Justicia, "evite el acto de inconstitucionalidad", defendiendo la vida.
José Luis Soberanes, exresidente de la Comisión de Derechos Humanos, declaró: "El embrión está constitucionalmente protegido al ser el núcleo esencial de la vida humana del concebido" (...) "el hecho de que un hijo se encuentre dentro de su vientre -de la embarazada- no le otorga el derecho a disponer de él, pues no se trata de su cuerpo, sino de un ser humano genéticamente distinto a ella, la existencia de un DNA diferenciado lleva a concluir que se trata de dos seres distintos, sin que uno pueda legítimamente disponer de otro".
Hay grandes diferencias de criterio para definir términos como: vida humana, individuo y persona.
Para algunos, el embrión es simplemente vida sin tener derechos por no ser persona; otros opinan que son individuos únicamente los nacidos; y persona, la entidad biológica que tiene funciones y propiedades, rebasando la discusión, puesto que incluyen por lógica deducción a infantes, retrasados mentales y enfermos terminales, dando pie a actos también discutibles, como la eutanasia.
Es erróneo hacer análisis incompletos; las propuestas deben estudiarse apoyados por expertos, considerando posturas filosóficas, biológicas, éticas, legales y hasta culturales, incluyendo las religiosas: desde el ontológico, el derecho del embrión a vivir, quien por sí mismo reúne particularidades del ser, persona y tener funciones y carga genética que le identifica y diferencia.
Otro enfoque es el filosófico: la defensa a la vida humana, verdad indiscutible.
Laura Palazzani, investigadora italiana, dice: "ser persona pertenece al orden ontológico: la posesión de un estatuto sustancial persona no se puede adquirir ni disminuir gradualmente, sino que es una condición radical".
Desde la visión ética: el embrión tiene el derecho individual del ser en formación, que, de no impedírselo, llegará a nacer.
Lino Ciccone, especialista en bioética afirma: "el embrión sólo tiene derechos, no deberes. Son los demás los que tienen deberes hacia el embrión, empezando por el respeto de sus derechos".
Me atrevo a recordar el primero entre todos: a vivir. ¿Qué opina?
ydarwich@ual.mx