La afición respondió al llamado hecho a media semana por los dirigentes de porras y directiva, sin embargo, el equipo Santos Laguna quedó a deber una vez más. (El Siglo de Torreón)
El técnico Rubén Omar Romano fue despedido por la afición lagunera entre abucheos y silbidos, al grito de ¡fuera, fuera, fuera!
La afición respondió al llamado hecho a media semana por los dirigentes de porras y directiva, sin embargo, el equipo Santos Laguna quedó a deber una vez más.
Regresó el ritual del humo, el Komandante Marcos de Sol Plateas, ahora en una canastilla, y las porras con sus banderas en el Estadio Corona, sin embargo, el nuevo inmueble sigue sin pesar. Aunado a ello la mala actuación de Santos Laguna, que da “una de cal por otra de arena’’. La afición quedó decepcionada con el desempeño de sus Guerreros y desde ocho minutos antes de que concluyera el partido empezó a salirse.
Querétaro no ganaba en el Estadio Corona desde el domingo 20 de septiembre de 1992, en el inicio de la temporada 1992-1993, cuando venció a los Guerreros por 1-0 con gol de Eduardo “Yayo’’ de la Torre.
En aquella ocasión la afición lagunera increpó al término del partido al entonces técnico de los Guerreros, el argentino Pedro Dellacha (QEPD), como anoche lo hizo con Rubén Omar Romano, quien al final del encuentro manifestó con un tono de molestia que la afición lagunera no tenía memoria y se le había olvidado que su equipo había ganado dos subcampeonatos.
Después de aquella derrota contra Querétaro en la temporada 92-93, Pedro Dellacha fue cesado en su cargo dos partidos después. ¿Volverá a repetirse esa triste historia con Rubén Omar Romano?
Anoche, las porras santistas habían iniciado el partido a “tambor batiente’’, pero su entusiasmo se vio opacado por el gol tempranero del joven Isaac Acuña que adelantaba al Querétaro 1-0 ante la sorpresa del público lagunero, que todavía no acababa de acomodarse en sus butacas y no daba crédito de lo que estaba pasando en el terreno de juego.
Las porras La Komún, Sol Plateas y La Tribu no cesaban en su empeño de apoyar al Santos Laguna, de hacer válido el acuerdo tomado entre semana: “Cuando los 30 mil seamos uno, seremos 12 en la cancha’’, pues los jugadores locales no respondían en la cancha y eran superados por los Gallos Blancos, comandados por el espíritu indomable de Héctor “Pity’’ Altamirano, quien ayer fue recibido entre aplausos por el público lagunero y despedido de igual manera al grito de ¡Pity, Pity!
El Komandante Marcos de Sol Plateas dirigió las porras ahora desde una canastilla, sin embargo, su esfuerzo no se vio recompensado.
La afición nunca dejó de apoyar a su equipo con porras, agitando banderas, con el sonar de los tambores y el tradicional ¡Olé, olé!
