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Agenda ciudadana

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LUIS FERNANDO SALAZAR WOOLFOLK

La proximidad del fin de año da lugar a plantear propósitos del ciudadano, en el entorno de un sistema político cuya calidad deja mucho que desear.

Ante el desempeño cuestionado de los políticos, los ciudadanos podemos asumir una mayor participación o diluirnos en el regreso a la deserción cívica ancestral y el gobierno autoritario. Como propósito de Año Nuevo, debemos elaborar una agenda ciudadana que plantee la problemática y determine estrategias de solución.

El diagnóstico nos dice que la sociedad mexicana se encuentra estancada en una especie de adolescencia como etapa de la vida que se caracteriza por la búsqueda del ser, que en nuestro caso posterga de modo indefinido la tarea del hacer. El ser determina el hacer y lo precede, pero es claro que sin el hacer, el ser se atrofia, pierde identidad, se paraliza y se torna estéril.

Frente a la realidad nacional, debemos hacer algo más que quejarnos o culpar a otros. No se trata de 'mandar al diablo las instituciones', sino de buscar entendimiento entre Sociedad y Estado. Partamos de que las instituciones son meras normas jurídicas que carecen de sustrato real o vida propia y que cobran vigencia en tanto funcionen como continente de los acuerdos entre gobernantes y gobernados. Si se pierde la visión de que el motor de la política reside en la vitalidad de la sociedad, las instituciones se tornan instrumento de opresión en manos de una oligarquía burocrática.

La solución a los problemas nacionales requiere la acción directa de los ciudadanos ejerciendo presión sobre los actores políticos, de suerte que por medio de iniciativas generadas desde la base, y mediante la organización y la participación, exijamos de cada uno de los protagonistas de nuestra vida pública lo que por naturaleza social y por vocación institucional se espera de cada cual, mediante el reclamo, la denuncia y la movilización, de la manera respetuosa y pacífica que exige la Constitución de la República.

Lo primero es no esperar que la solución venga del gobierno o de otro planeta, dejar de nadar de muertito y actuar. Cualquier campo es trinchera y la participación debe ser sistemática y permanente sin esperar al día de las elecciones, a partir de los organismos intermedios que existen u otros que hagamos si los que hay no nos satisfacen: Asociaciones de vecinos y consumidores, organizaciones gremiales, empresariales y profesionales; sociedades religiosas y académicas y como canales de vinculación, los medios de comunicación y las redes sociales.

Debido a la pluralidad que impera en el seno de la sociedad, un reto fundamental de la agenda ciudadana es la dispersión y para superarlo es necesario realizar una tarea específica de suma de esfuerzos y vertebración hacia la coincidencia de objetivos; la experiencia enseña que la unidad nacional será producto del acuerdo entre las diversidades o no será.

Como enemigos del tránsito a la democracia plena tenemos entre otros, un gran obstáculo, dos desviaciones y un freno. El obstáculo es el crimen organizado que carcome el tejido social, debilita las instituciones y nos hace rehenes de la violencia, mientras los actores políticos discuten sobre la conveniencia de contener al enemigo de la Patria o pactar con él.

Entre las desviaciones, la primera es la tendencia a la disolución del pacto federal, que nace de la construcción de poderes dictatoriales en ciertos Estado de la República, desconcierta los esfuerzos de los tres niveles de gobierno y conduce a la desintegración.

La segunda es el Populismo que como estructura funciona en algunas entidades federativas dentro de la formalidad democrática, pero que erige un líder mesiánico y lo ubica por encima de la formalidad. El ejecutivo somete a los otros dos poderes, substituye la legitimación del gobierno con el uso opaco y discrecional del dinero público que se derrama como sostén del caudillo, sobre una porción cómplice de la base social favorecida por el privilegio y el dispendio de los recursos, que compran sumisión al repartirse bajo el principio: "Como veo doy".

El líder carismático en estos casos no es el más honesto ni el mejor preparado para el gobierno, sino aquel que con dinero mal habido y habilidad obtiene adhesión por factores diversos, algunos racionales y otros no y desde luego, ninguna causa legítima.

Contra las formas emergentes de caudillismo debemos trabajar en el fortalecimiento de la sociedad y de las instituciones, como cimiento de todo liderazgo brillante. El Siglo de Pericles, El Imperio de Carlos V o la Inglaterra de la Reina Victoria, fueron posibles en virtud de una sociedad convencida de su propia misión histórica, que en cada caso se lanzó a participar en la realización de su propio proyecto civilizador.

El factor freno es la falta de consenso entre la clase política, por lo que es la hora de pasar de la esperanza a la exigencia y a la acción directa, y brindar o retirar nuestro apoyo a los políticos, según respondan a los intereses de la sociedad sobre puntos concretos que deban ser atendidos y resueltos, en los términos en los que la misma comunidad demande.

El contenido de la agenda es prerrogativa de los ciudadanos: la defensa del derecho a la vida; el fortalecimiento de las libertades en especial la de pensamiento, asociación y prensa; la calidad educativa; la modernización del sector energético; el mejoramiento de las corporaciones policiacas; el alto a los monopolios comerciales y el aumento de la competitividad; el impulso a las reformas legales postergadas y de manera especial, obligar a los gobernantes a la transparencia y a la rendición de cuentas.

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