¡Aguas! con el agua
La hidratación es uno de los más vitales aspectos de la nutrición humana, mantiene lubricados los órganos del cuerpo, ayuda en el transporte de las células, brinda oxígeno al cerebro y se encuentra presente en la mayor parte de las funciones que realiza nuestro organismo, sin embargo no siempre se puede tener un estado óptimo de hidratación.
Contrario al pensamiento popular, mientras más se tome agua no siempre se está mejor hidratado, ya que el agua natural por si sola no contiene algunos minerales necesarios que se pierden con el desgaste físico diario “el ser humano siempre se encuentra transpirando, de hecho la piel debe de estar con ciertos niveles de humedad, de lo contrario aparece la resequedad, signo de deshidratación severa”, aseguró el doctor Enrique Carrillo, Coordinador de prevención y promoción a la salud en la jurisdicción sanitaria No. 6 de Coahuila.
La deshidratación es un estado del organismo donde la falta de agua comienza a perjudicar algunas funciones vitales, la principal de ellas es el transporte de oxígeno al cerebro, una vez que el cuerpo humano presenta deshidratación, se manifiestan algunos síntomas como cualquier otra patología, tales como falta de energía, mareos, vómitos, resequedad en la piel, dolor de articulaciones y sed; cabe señalar que este último síntoma no significa que debemos tomar líquidos, sino que se debieron tomar hace mucho tiempo atrás, lo que representa un grado avanzado de deshidratación y un potencial riesgo de mayores daños si no se realiza la rehidratación cuanto antes.
Sin embargo, la rehidratación es otro de los aspectos a considerar si se desea conservar una buena salud, debido a que existen diferentes tipos de deshidratación también los hay en la rehidratación, “si la persona no ha realizado actividad física intensa, pero no ha tomado líquidos durante más de tres horas, conviene que gradualmente tome agua natural baja en sales o si se desea ligeramente saborizada” aseguró Carrillo.
Cuando sólo se trata de tomar agua durante el día de forma “natural”, sólo bastaría abrir la llave y beberla, sin embargo en la mayoría de los casos no se encuentra purificada, inclusive puede hallarse contaminada con parásitos (como en algunas comunidades rurales del país) o con arsénico (como en algunas zonas urbanas donde el líquido se extrae a más de 5 kilómetros de profundidad).
En el caso de los parásitos existen algunos métodos como la filtración ultravioleta o la ebullición que pueden eliminarlos de manera eficiente en casi el 100% de los casos, aunque cuando se trata del arsénico no es tan sencillo, ya que para obtener agua de buena calidad se necesitarían filtros especiales “tomar agua con arsénico es algo muy dañino, en el corto plazo puede causar fiebres, diarrea, vómitos y desmayos, pero en el consumo frecuente puede causar daños en hígado, cáncer de piel, insuficiencia renal, ceguera y hasta la muerte” advirtió el doctor.
La Norma Oficial Mexicana (NOM) establece que el nivel máximo de arsénico por litro de agua es de 0.025 miligramos, una cantidad superior causaría cualquiera de las complicaciones a la salud antes mencionadas, por lo que el agua embotellada con niveles bajos en sodio es la opción más viable para reemplazar a la llave en los lugares con alto hidroarsenicismo, cabe señalar que la sobreexplotación de los mantos acuíferos es la principal razón de arsenicismo en el agua de México, motivo por el que la comercialización de bebidas extranjeras se ha vuelto tan popular en los últimos diez años.
Al probar las distintas variedades de agua disponibles en cualquier supermercado local se pueden encontrar desde las “naturales” bajas en sodio, gasificadas, saborizadas, las ligeras, las energéticas, las rehidratantes y los sueros de electrolitos, las cuales según Enrique Carrillo, deben de seleccionarse no de acuerdo a una cuestión de ganas o antojo, sino a las necesidades de hidratación del individuo “las energéticas son las que debemos tomar más en serio, su consumo no debería de sobrepasar los 250 mililitros por semana, son cócteles de sustancias que llegan de impacto al organismo, por eso la ansiedad”.
Entre los principales componentes de las bebidas energéticas del mercado, se hallan principalmente la glucosa, la taurina, cafeína y el cloruro de sodio, los cuales en altas concentraciones (500 ml por cada 24 horas) pueden ocasionar taquicardias, elevación de la presión arterial y deshidratación en algunos casos.
Una de las principales diferencias entre el agua “natural” o regular y las saborizadas, es que la primera no contiene azúcares o endulzantes artificiales, los cuales cumplen la función de sólo de brindar sabor, sin embargo en el consumo regular pueden causar sobrepeso, altos niveles de glucosa en la sangre y en algunos casos hasta problemas de hígado “es de acuerdo a las necesidades de cada situación, por ejemplo si un deportista que tiene deshidratación severa toma agua “natural” o saborizada difícilmente se va a rehidratar correctamente, porque también necesita minerales y hasta carbohidratos” dijo el doctor.
Al momento de realizar una actividad física como ir al gimnasio, hacer deporte o pasar prolongados periodos con sudoración excesiva, es conveniente revisar los tipos de bebidas que se pretenden consumir, siendo una de las normas que por cada mililitro de bebida se tengan menos de 14g de carbohidratos, además de que sea baja o libre de azúcares y se repongan de manera efectiva los llamados electrolitos, es decir, que la bebida contenga potasio y sodio, de no reponer los niveles de electrolitos en la sangre se podría caer en la llamada hiponatremia (bajos niveles de potasio en la sangre).
Fuentes: Jurisdicción Sanitaria No. 6 de Torreón, Doctor Enrique Carrillo; SSA: www.salud.gob.mx.