Los asesinatos de 20 niños en Argentina registrados a lo largo de este año desataron una alarma social por la tendencia creciente de este tipo de crímenes que, además, cada vez están teñidos de una mayor saña.
Antes de morir, los menores sufrieron todo tipo de vejaciones, desde secuestros, estrangulaciones, palazos y violaciones producto de venganzas contra sus padres o problemas intrafamiliares que culminaron en tragedias.
Uno de los casos que más conmocionó a los argentinos, por el alto nivel de mediatización que tuvo, fue el de Candela, una menor de 11 años que fue encontrada muerta y tirada en un terreno, 10 días después de haber sido secuestrada.
Su desaparición causó tal movilización social, que hasta la presidenta Cristina Fernández recibió a la angustiada madre, Carola Rodríguez, aunque después la investigación derivó en venganzas contra el padre de la menor, preso por robo.
Cuando la historia de Candela aun no se apaciguaba en los medios, con decenas de versiones no comprobadas sobre la implicación de la familia en su muerte, el mes pasado otros tres asesinatos volvieron a estremecer a los argentinos.
Gastón Bustamante, un niño de 12 años, fue estrangulado durante un robo a su casa en su casa de la ciudad atlántica de Miramar y Tomás Santillán, de nueve, fue secuestrado y asesinado a golpes, crimen del que es inculpado su ex padrastro.
Keila Geraldine Rojas, de sólo tres años, fue apaleada hasta morir después de haber sido violada, en un caso en el que el principal sospechoso es su padrastro, quien trató de huir pero finalmente fue detenido.
Otro de los detalles escabrosos que comparten la mayoría de los asesinatos, es que los crímenes fueron cometidos por padres, padrastros, tíos y amigos, es decir, por personas cercanas que, de alguna manera, 'cosificaron' a los menores.
La Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia ofreció algunas pistas al revelar que el número de denuncias por maltrato familiar se incrementó de 671 a 719 entre octubre de 2010 y el mismo mes de 2011.
El 33 por ciento de las víctimas fueron niños, en tanto que los inculpados fueron los propios padres, novios y ex novios de la madre y familiares directos e indirectos.
