Un original espectáculo de rap y la poesía montado por dos artistas alemanes se ha ganado en tiempo récord la admiración del público más curioso que visita la XXV edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL).
Desde el primer día el proyecto "Textbox", ideado por el rapero Bas Bötcher, ha generado gran interés y logrado atraer al Pabellón de Alemania, país invitado de honor en 2011, a cientos de personas que se paran a verlo.
Una cabina de grabación insonorizada recubierta con vidrio es el lugar en el que los dos poetas recitan versos en alemán al ritmo del rap a la vista del público de la FIL, muy heterogéneo, pero dominado sobre todo por los niños y jóvenes.
La gente que supera sus temores y se acerca a la cabina puede tomar unos auriculares y escuchar al rapero de turno declamar versos en alemán a la vez que son traducidos en unas pantallas ubicadas a la espalda del artista y a la vista de los espectadores.
El creador de "Textbox", el espigado Bass Bötcher, afirma que el espectáculo es como "un Caballo de Troya de la poesía".
El público se adentra cada hora en una especie de oasis musical en medio del alboroto y el ruido que producen los miles de asistentes al recinto ferial.
"Queríamos un lugar para hacer poesía y crear todo el día sin causar ruido y hablar a la gente creando un ambiente de silencio", declaró a Efe Bötcher, quien ya ha montado la cabina en ferias del libro de una decena de países.
Bötcher está acompañado por el pinchadiscos y poeta Dalibor Markovic, quien asegura que música y literatura es una "mezcla que no se puede separar".
Cuando empieza el espectáculo, ver la figura de Bötcher o de Markovic metidos dentro de la oscura cabina desconcierta e intriga a la gente, que enseguida suele superar sus miedos, tomar los audífonos y ponerse a escuchar los versos.
El público del "Textbox" lo forman personas de todas las edades.
Los que se quedan sin auriculares, ven y observan, los que los consiguen, conectan de forma más directa con los artistas, que terminan más de una actuación haciéndose fotos con los recién conocidos admiradores.
La indescifrable lengua alemana no es obstáculo para gozar del cadencioso rapeo que se escucha mientras el artista lee los versos.
A medida que el espectáculo avanza y el público se prende, la gente comienza a moverse, e incluso algunos a bailan.
Si bien los más curiosos suelen ser los adolescentes y jóvenes, los más acostumbrados al rap, también se suman adultos, ya sean padres con sus hijos o algún profesional del mundo editorial que esté haciendo negocios en la FIL.
La "Textbox" ha sido presentada en la Feria del Libro de Pekín, en el Centro de Arte Contemporáneo George Pompidou de París, la Casa Encendida, en Madrid, y otras cinco ferias más en Asia y Europa, pero esta es la primera vez que pasa por América Latina.
En opinión de sus creadores, en México encuentran uno de los públicos más receptivos a esta propuesta y al que no le importan en absoluto las barreras del lenguaje.
"México ha sido especial porque culturalmente son muy receptivos a ver algo nuevo y es difícil ver un público como este", sostiene Bas Bötcher.
Un estudiante mexicano, Carlos Gómez Tapia, que pasó por el espectáculo esta semana, explicó a Efe que la experiencia fue extraña, pero a la vez "placentera".
"Si fue algo raro oírle recitar el poema en alemán, pero es una buena manera de acercarse a la poesía", dijo el joven.