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Alertan por curas 'piratas'

Precisión. La realización de misas para bodas, bautizos o primeras comuniones deben llevarse a cabo en iglesias autorizadas y no en jardines o playas.

Precisión. La realización de misas para bodas, bautizos o primeras comuniones deben llevarse a cabo en iglesias autorizadas y no en jardines o playas.

EL UNIVERSAL

Cuando su ayudante haga sonar la campana renegrida por el humo del incensario, el padre Javier elevará piadoso la Biblia delante de la pareja de flamantes esposos, como si la ofreciera al aire. Mirará hacia el cielo de ese jardín en Tepotzotlán, Estado de México, y, tras unos segundos de dramático silencio, soltará la primera mentira: "Estamos aquí, hermanos, para consagrar ante la Iglesia de Dios Nuestro Señor, en sagrado matrimonio, el amor de nuestros queridos Darío y Michel".

Ella, una joven de 23 años, destellará su rostro esperanzado, sus ojos vivaces y negros, enamorados. De espaldas a todos sus invitados inclinará la cabeza persignándose ante un crucifijo metálico, hermoso. Será su primera bendición de esposa que, aunque genuina en apariencia, no será reconocida por la Iglesia Católica Apostólica y Romana. Para la Arquidiócesis Primada de México, el padre Javier es un cura falso.

Javier es un hombre macizo, moreno oscuro, de manos gruesas, grandes, que dice tener 34 años. Su voz, de tono grave, muestra la serenidad que suelen transmitir los sacerdotes de cualquier credo. Lleva el amito cubriéndole el cuello. Sobre éste, un alba bordada con figuras florales que le cae hasta los tobillos. Cualquiera diría que la túnica es bella. Incluso los demás elementos de su vestimenta -el bonete español, la estola, el cíngulo- están en perfecta armonía con la casulla, la capa roja bordada con hilos dorados que, para los nuevos esposos, significa que están frente a un sacerdote como los que se ven en cualquier parroquia. Pero no, para la Iglesia, es un cura pirata.

Yo también quiero "casarme" en un jardín como ese. Por eso observo la "boda" de Darío y Michel. Como ellos, al sacerdote también lo he conocido luego de buscar en las páginas de internet de Segunda Mano y de Mercado Libre. Como ellos, he leído la oferta de "Misas y celebraciones religiosas en lugares especiales". Pero, a diferencia de ellos, yo no pagaré los 4 mil 500 pesos por la ceremonia (más transporte, viáticos y comida para el sacerdote y sus dos acompañantes).

"La verdad nos hará libres... -dice el anuncio de Mercado Libre- contamos con el servicio de celebraciones y ceremonias religiosas según el rito católico romano (15 años, tres años, primera comunión, graduaciones, difuntos en capillas privadas, en salones, en jardines, etc..), somos parte de una congregación religiosa católica, ubicada en el Estado de México, tenemos trabajando en la Parroquia de Santa María de la Asunción, desde hace ya seis años. Somos católicos apostólicos romanos..."

-Eso es un delito -explica el sacerdote José de Jesús Aguilar, responsable del área de Comunicación en la Arquidiócesis de México y cura de la parroquia de San Cosme, en la colonia San Rafael de la ciudad de México.

-Se trata de un delito claro: alguien se está haciendo pasar como sacerdote católico, apostólico y romano sin haber sido ordenado o sin tener el permiso del obispo. El padre Aguilar asegura que es un delito equiparable al ejercicio de profesión sin título. Explica que un cura católico es como un médico cirujano, como un cardiólogo, y uno, dice, no va por la calle aceptando una operación a corazón abierto de cualquiera que se diga especialista nomás porque sí: la Iglesia católica mexicana tiene instituciones educativas a cuyo egreso, después de años de ardua preparación, se expide una licencia o acreditación como ministro de culto.

Por eso, distintas diócesis y arquidiócesis de todo el país llevan años en lucha contra esos sacerdotes y, en los últimos meses, han mostrado una alarma creciente: a juzgar por su preocupación, convertida en denuncias penales interpuestas en distintas entidades, la Iglesia católica ya no está dispuesta a dejar pasar el asunto.

Usurpación

La denuncia más reciente fue lanzada por el rector de la Basílica de Los Remedios, en Naucalpan, Estado de México. El sacerdote Miguel Ángel Corona dio a conocer un listado de 32 personas que se hacían pasar por curas, oficiaban misas católicas y, en ese y otros municipios de la entidad, controlaban un lucrativo negocio de bautizos, bodas, funerales y otro tipo de celebraciones religiosas a domicilio cuyas ganancias son incuantificables.

"El arzobispado de Tlalnepantla tiene un abogado que representa a nuestra iglesia y muchos están en la cárcel de Barrientos por hacerse pasar como párrocos para defraudar", dice Corona, quien además ventiló ante sus feligreses los nombres de los implicados.

El Código Penal del Estado de México tipifica, en su artículo 176, el delito de usurpación de funciones públicas o profesiones cuando alguien se atribuye o acepta, por cualquier medio, el carácter de profesionista sin tener título legal o ejerce los actos propios de una profesión sin título o autorización legal. Se imponen entre uno y cuatro años de cárcel y de 30 a 200 días de multa.

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Escrito en: Iglesia curas piratas

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